Además, para terminar de apuntalar la semejanza con nuestra especie han descubierto que el engaño sólo se produce en presencia de no tramposos, ya que si éstos se encuentran rodeados de otros tramposos todos contribuyen en grupo al esfuerzo colectivo, conscientes de que un escaqueo general terminará siendo fatal para el conjunto.
lunes, 31 de marzo de 2008
Las amebas no son tontas
Además, para terminar de apuntalar la semejanza con nuestra especie han descubierto que el engaño sólo se produce en presencia de no tramposos, ya que si éstos se encuentran rodeados de otros tramposos todos contribuyen en grupo al esfuerzo colectivo, conscientes de que un escaqueo general terminará siendo fatal para el conjunto.
sábado, 29 de marzo de 2008
Muere Neil Aspinall, ¿el 'quinto beatle' verdadero?
viernes, 28 de marzo de 2008
Marzo del 68
Cuando Mayo del 68, uno era tan joven que ni siquiera había nacido. De modo que no puedo decir que estuve allí haciendo barricadas en las calles, portando contestatarias pancartas, pintando en los escaparates poéticos lemas con sabor a utopía: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, “Prohibido prohibir”, “La imaginación al poder”...
La España de mi niñez es la de la última transición, la de González y la entrada de España en la OTAN; la Francia de mi niñez es la de Mitterrand. Los dos ya miraban con recelo al mayo francés. Ahora eran estadistas mundiales, hombres pragmáticos y realistas como la sociedad que estaban ayudando a construir.
Tal vez esto tenía que ser así, pero merece la pena echar la vista atrás para tratar de comprender qué supuso esta revolución frustrada, un movimiento que, por cierto, empezó a desencadenarse un par de meses antes. Puede que tres, coincidiendo con la publicación de ‘Cuando Francia se aburre’ título del artículo publicado en Le Monde el 14 de febrero por el veterano periodista Pierre Viensson-Ponté en el que denunciaba el hastío y la falta de acción de la juventud francesa de la época. Días más tarde, en concreto el 22 de marzo -como describe cualquier manual de Historia-, un grupo de intelectuales formado por artistas y, sobre todo, por universitarios -entre ellos el actual líder de Los Verdes europeos, Daniel Cohn Bendit- ocuparon el edificio principal de la Universidad de Nanterre, en París en protesta por el arresto de seis miembros del Comité Nacional de Vietnam. En las semanas siguientes, los estudiantes y los obreros parisinos inundaron las calles atravesados por una voraz ansia de cambio.
Pero, como la misma Primavera de Praga que vio ahogados los intentos aperturistas con la invasión de la URSS, el propio movimiento francés se diluyó casi con la misma rapidez con la que había nacido tras la celebración de elecciones anticipadas en las que la izquierda se dio un batacazo. A partir de ese momento Mayo del 68 se convirtió en objeto de museo para gloria de una izquierda que ni siquiera entonces supo canalizar los deseos radicales de cambio de parte de la sociedad francesa y europea, y de vergüenza para una derecha a la que tales efluvios revolucionarios siempre la han puesto, y no sin motivo, muy nerviosa.
Un ejemplo: el actual presidente francés, Nicholas Sarkozy ganó las últimas elecciones con un discurso en que apelaba a la “liquidación” del espíritu de mayo del 68. Toda una declaración de intenciones que evidenciaba que esa herida aún no ha suturado, que sigue siendo un símbolo que late desacompasadamente en el corazón de Francia.
Porque, aunque las condiciones históricas no son hoy las mismas que entonces, ¿no siguen existiendo las mismas desigualdades? ¿No es el Irak de hoy el Vietnam de ayer? ¿No son la explotación o la discriminación que padecen millones, males similares al colonialismo? ¿No es la política internacional de los grandes estados tan nociva para la estabilidad mundial como la política de bloques? ¿Y no siguen creciendo las desigualdades entre ricos y pobres?
Ésta es la fuerza del 68 francés. Del que se nutren mucha parte de los movimientos altermundistas. Su duda radical respecto a aquella máxima de Sartre: “¿De qué sirve un libro cuando un niño muere de hambre?
Recomendado: "La Revolución efímera cumple 40 años" (cronología)
martes, 25 de marzo de 2008
Islandia. El país que más escribe del mundo
Esto nos podría llevar a pensar que el número de autores puede incluso superar al de lectores –una paradoja que prácticamente se produce en el caso de algunas revistas especializadas que circulan en determinados círculos científicos-, si no fuera porque otro dato nos ayuda a desechar esta tesis: los islandeses leen una media de 40 libros al año, un registro que comparado con los 11 que aseguran leer los españoles (según datos de la Federación de Gremios de Editores) nos da una idea que cuál es nuestro verdadero lugar en el mundo en algunas facetas.
sábado, 22 de marzo de 2008
Viernes Santo de luto y esperanza
P.S.: Hace veinticinco años U2 publicó "Sunday, Bloody Sunday", tema que abría su tercer álbum, 'War'. La canción está inspirada en los incidentes del 'Domingo Sangriento' de 1972, en el que murieron 14 personas.
Arthur C. Clarke. El centinela
Pero fue la escritura de ‘The sentinel’ lo que terminaría abriéndole las puertas de la fama entre el gran público. Este relato escrito en 1951 sería la piedra angular (el “monolito” nuclear, podríamos decir) de la obra que llevaría al cine Stanley Kubrick a finales de los años 60 y que supondría un verdadero hito dentro de la historia del cine.
Porque Clarke no se limitó más o menos a supervisar el guión del filme, sino que trabajó codo con codo con el obsesivo cineasta estadounidense para dar forma y contenido a una película tan inquietante como envolvente. 2001 es un viaje alucinante por la historia de la Humanidad -de hecho, incluye la elipsis más vertiginosa de la historia del cine, allí donde el filme “salta”, a través del hueso lanzado al aire, del amanecer del hombre a la era espacial- e incluye entre sus virtudes la capacidad de generar lecturas infinitas –al gusto del espectador- sin perder en cualquier caso la unidad de una trama que puede ser seguida pese a todo.
miércoles, 19 de marzo de 2008
A tortas por el mando
A nuevos bienes, nuevos males. Esta expresión podría servir para definir algunas de las características de nuestras sociedades avanzadas. El ‘malestar en la cultura’ es el signo de nuestro tiempo. Nunca la felicidad pareció tan al alcance de nuestra mano. Pero al mismo tiempo, jamás la felicidad se nos antojó más escurridiza. Muchos autores llevan años devanándose los sesos a la hora de intentar aprehender la realidad humana en la era global, posindustrial, poscapitalista, o como quiera que se la llame. Uno de mis favoritos, el siempre crítico ensayista francés Gilles Lipovetsky ha dedicado su último libro a tratar de desentrañar las contradicciones de nuestro tiempo en La felicidad paradójica. ¿Su conclusión? Básicamente que, aunque no estamos en el mejor de los mundos posibles (pobre Leibniz, esta desacertada tesis te perseguirá toda tu muerte), podríamos estar peor.
Pero, ¿cómo no sentirnos inquietos ante la avalancha de noticias que a diario reproducen los medios de comunicación? No hablo ya de las guerras abiertas o silenciadas, de las andanadas nacionalistas, del holocausto (“sacrificio por el fuego”) medioambiental, o de la represión que los más fuertes ejercen sobre lo que menos tienen. Qué va, de hecho, el desencadenante de este “arrabal” parte de un titular más cómico que otra cosa. Decía así: “el mando de la tele provoca una de cada cuatro peleas entre las parejas españolas”. Es de risa, ¿no? Sobre todo cuando seguimos leyendo y descubrimos que son las mujeres quienes se muestran más posesivas con el aparatito que los hombres. Entonces pensamos en lo que Freud hubiera dicho de esto y soltamos, puede que acompañando el movimiento con un gesto obsceno, un par de carcajadas más.
Pero, al cabo de un rato, cuando hemos agotado los chistes, releemos el titular y pensamos: pero seremos cretinos. Lejos de lo que algunos sostienen, el amor no ha desaparecido mi mucho menos de nuestra esfera de pretensiones. Posiblemente en ninguna época anterior esta palabra se utilizó tanto y con semejante alcance universal. Tras el desprestigio que el concepto se ganó en los años 60-70 con la revolución sexual, el amor volvió a situarse en el centro de nuestras vidas. Vamos, que ni todos nos hemos lanzado a hacer camas redondas ad infinitum ni somos tan transgresores como pensábamos. Prueba de esto es el nivel de exigencia que este retorno del paradigma amoroso ha supuesto. El aumento del índice de divorcios, el crecimiento de las viviendas unipersonales, la creciente falta de compromiso entre las parejas no son síntomas de nuestro descreimiento en el fenómeno, sino precisamente los efectos de nuestra visión idealizada del amor. Que una de cada cuatro peleas de pareja sea por el mando a distancia sólo quiere decir que, tras la emancipación de la mujer, la secularización de la sociedad y el salto tecnológico - los cantos de la sirena de la publicidad se encargan de hacer el resto- no es que no aspiremos a conseguir un amor para toda la vida, sino que simplemente no soportamos que nuestras parejas no sean tan “perfectas”, como habíamos pensado.
Así que un poco de tranquilidad. Y cuando tu pareja quiera ver el Fashion y tú seguir un emocionante derbi de la segunda división eslovena lo mejor que puedes hacer es comprarte otra tele. Amar es compartir, ¿no?
lunes, 17 de marzo de 2008
¿Quieres montar el primer sencillo del último disco de REM?
La tecnología avanza que es una barbaridad. Y si no que se lo digan a la industria del ocio, y en particular al campo de la música. Mientras unos tratan de ponerle puertas al campo, y otros nos gravan (y nos graban también) con impuestos por ser unos niños malos (aunque haya quien no lo sea) grandes y pequeñas bandas se incorporan, ahora sí con mayor fe -pobre Teddy, es normal que no se entere de la misa la mitad con tanto avance-, a la promoción vía Internet. Artistas como Prince o Madonna hacen tiempo que no le hacen ascos a esta novedosa forma de vender su música. Radiohead, por ejemplo, consiguió aumentar sus ingresos vendiendo su último álbum en la Red a un precio inferior al que hubiera supuesto su venta en la tienda. Y ahora, los R.E.M. que siempre han sido unos modernos preparan en la web el lanzamiento de su próximo álbum, Accelerate, que saldrá a la venta este 31 de marzo. Para ir haciendo boca, primero colgaron el audio del primer sencillo en su web, y después hicieron lo propio con el vídeo.
Hasta aquí nada fuera de lo normal. Sólo que Stipe y cía. querían hacer algo diferente después de una racha de viodeoclips no demasiado afortunada. Así que contactaron con Vincent Moon, uno de los directores de la Blogotheque y éste les proporcionó el revulsivo que andaban buscando.
A primera vista parece que nos encontramos ante un sitio web en el que se recogen algunas actuaciones de R.E.M, en diferentes lugares (el Lower East Side de Nueva Cork, la furgoneta, el estudio…). Pero, en realidad, se trata de un total de 12 vídeos de una misma canción. Pero, además, si el usuario pincha en el interrogante de la esquina inferior derecha, podemos descargarnos todo el material para “compartir, remezclar o reusar” –como nos advierte el propio Moon. Una vez editados los vídeos –primero hay que registrarse- la idea es que los subamos a un canal de Youtube donde podrán ser compartidos con quien lo desee.
Original, ¿verdad? Seguro que muy pronto veremos cosas parecidas en el cine o la literatura (aunque, bien pensado, Cortázar ya lo hizo, ¿no?). En tiempos de customización y del 'hazlo tú mismo', el usuario tanto puede montar su salón comprando sus muebles en Ikea como hacer el montaje del espectador o del lector. Otro tema es que al final la cosa quede bien.
viernes, 14 de marzo de 2008
miércoles, 12 de marzo de 2008
La pulga de acero de Leskov
La pulga de acero
Impedimenta, Madrid, 2007
Nikolái Semionovich Leskov (1831-1895) fue un autor atípico, que sin llegar a ser un “raro”, estuvo condenado a mantener una dura pugna con la crítica en pos del reconocimiento a lo largo del tiempo.
En este sentido, su mayor “pecado” fue el mantenerse alejado de sus contemporáneos, de la intelligentsia de su época y, justamente, esa autosuficiencia lo llevó durante mucho tiempo a ser considerado como un autor menor dentro de la literatura rusa contemporánea. Sólo Tolstói, entre los escritores de su época supo advertir que Leskov escribía en realidad para las generaciones futuras, de ahí que su recepción tuviera que esperar mejor acogida hasta que autores como Thomas Mann o Walter Benjamin lo descubrieran.
La temprana muerte de su padre fue un hecho que marcaría decisivamente la vida de Leskov. Su herencia fue pronto pasto de los acreedores, por lo que tuvo que abandonar sus estudios, aunque, eso sí, de forma autodidacta no cesó su instrucción leyendo sin descanso y profundizando -a diferencia de otros muchos escritores de su época, que siempre tenían la vista puesta en París- en la cultura de otros pueblos eslavos, siendo así que llegó a estudiar el polaco, el ucraniano y el checo. Además, no tuvo más remedio que buscar un trabajo, lo que le daría la oportunidad de viajar por todo el país y de entrar en contacto con la gente a la que más atención terminaría ofreciendo en su obra: los campesinos. Máximo Gorki lo considerará más tarde “el autor más profundamente enraizado en el alma popular, y más libre de influencias extranjeras de la historia de la literatura rusa”.
Leskov fue, además, un escritor tardío y accidental. Y sólo un golpe de azar –el que una de las cartas que en calidad de agente comercial le escribía a su patrón llegara a alguien que reconoció en éstas cierto valor literario- terminaría consagrándolo al periodismo, primero, y a la literatura después. Sin embargo, su capacidad para molestar a prácticamente todas las fuerzas vivas de la Rusia de su tiempo, progresistas y reaccionarios, la Iglesia y la administración del Zar, no sólo mitigó el impacto de su obra, acarreándole encendidas críticas, sino que terminó echándole encima a la censura. Sin ir más lejos, la publicación en 1878 de Pequeños detalles de la vida episcopal, texto de corte satírico y anticlerical, le hizo perder sus cargos oficiales en el estado zarista. Muchos periódicos le retiraron el favor y algunos de sus libros llegaron a ser saqueados o quemados.
El afán polemista, el uso de la sátira, su preocupación por las gentes sencillas, su crítica a las instituciones zaristas, junto a su experimentación estilística son elementos que se condensan en La pulga de acero (1881) considerado como uno de los mejores textos de Leskov.
Escrita al modo de un cuento tradicional ruso –el mismo Antón Chéjov se reconocería discípulo de Leskov-, la obra desarrolla un ingenioso argumento, a medio camino entre el realismo y lo maravilloso. Cuando el Zar Alejandro, acompañado de un hombre de su confianza, el cosaco del Don, Platov, visita Inglaterra, los ingleses, con la intención de impresionar a la comitiva rusa, le regalan al monarca un minúsculo autómata (una “ninfusoria”), que solo puede ser contemplado a través de un microscopio. Se trata de una diminuta pulga de acero, que cuando se le da cuerda, se activa efectuando un baile. Ante la admiración del zar, Platov se compromete a encontrar al artesano capaz de emular un prodigio semejante. Será de este modo, cuando tras una azarosa búsqueda por toda Rusia, entre en escena, otro de los protagonistas principales de la obra, el artesano bizco (y zurdo) de Tula.
La pulga de acero se encuentra atravesada de parte a parte por la comicidad y el ingenio que en dosis desbordantes le supo inyectar el autor, para lo que se apoyó además en un lenguaje insólito para su época, que además de hacer verdaderamente problemática su traducción –de “atrevimiento” y “osadía” define su empeño Sara Gutiérrez, la responsable de la traslación al español de esta última edición-, desconcertó notablemente a sus contemporáneos, poco dados a las florituras léxicas, descabelladas asociaciones y juegos de palabras de los que se sirve intencionadamente Leskov.
Pero, además, juega un papel central en la obra –tal y como señala Care Santos en la introducción al libro- el “grado de implicación moral” del autor, que se revela especialmente en la “mirada cargada de ternura hacia las gentes más sencillas” en medio de la “realidad terrible de atraso e incultura” que transita la Rusia de su tiempo. Leskov supo crear a lo largo de su obra toda una galería de tipos singulares cargados de pintoresquismo, que se desenvuelven en situaciones verdaderamente surrealistas. Los diálogos, de este modo se tornan imprevisibles, cuando no, huyendo de cualquier plano lógico, directamente absurdos.
Estos elementos, junto al uso de la sátira, la ironía y la parodia, la utilización de personajes reales dentro de la trama o, en el caso que nos ocupa, la elaboración por parte del autor de un prólogo para la primera edición en el que afirmaba haber conocido realmente al artesano zurdo de Tula, provocaron que durante mucho tiempo La pulga de acero fuera recibida de forma muy diferente en función de las circunstancias. Así, mientras algunos quisieron ver en el cuento una defensa de los valores tradicionales de la Rusia zarista, otros advirtieron en él una profunda crítica a un modelo arcaico que explotaba a los sectores más débiles de la sociedad. La confusión llegó a tal grado que el texto fue defendido y atacado indistintamente tanto por los preservadores del antiguo régimen como por la crítica soviética. Ambigüedad que pone en ridículo a aquellos que por motivos diversos quisieron ver en la obra un “panfleto” (pro o anti zarista), y que en última instancia, supone la mejor prueba del “éxito” de Leskov frente a quienes demandaban una toma de posición más clara, en su afán de confundir la literatura con la mera propaganda.
La pulga de acero se lee en un santiamén, aunque no hay que confundir aquí su aparente sencillez con simpleza. Como en todo buen libro, sus ecos siguen resonando en nosotros mucho tiempo después de haber sido leído. Si a todo lo demás, le sumamos la deliciosa edición de Impedimenta, que incluye ilustraciones de Javier Herrero, está claro que nos encontramos ante un libro que merece hacerse un hueco en nuestra biblioteca y en nuestra memoria.
sábado, 8 de marzo de 2008
Hermesiana. Kennedy y el futuro
Desde el pasado 11 de marzo de 2004 nuestra clase política ha proporcionado numerosas muestras de debilidad, torpeza y ambición. Pero la ciudadanía ha sabido casi siempre estar a la altura. En plena jornada de reflexión, y subsumidos aún en la ira, la frustración y la confusión por el reciente atentado no deberíamos caer en la desesperanza. Sólo hay que echar la vista a atrás para percatarse de los grandes obstáculos que la sociedad española ha tenido que superar. Yo no sé si la mejor respuesta a los intentos de erosionarnos y dividirnos es acudir masivamente a las urnas. Aunque, desde luego, una alta abstención sería considerada como un triunfo por los terroristas. Pero de lo que no me cabe duda es de que debemos exigir al próximo presidente del gobierno, sea el que sea, altura de miras, de que sea capaz de entonar tras su triunfo aquellas palabras de JFK en su discurso tras proclamarse como 35º presidente de los Estados Unidos: “No asistimos hoy a la victoria de un partido sino a una celebración de la libertad”.
Hoy cada cual tiene ya decidido su voto, pero si esta jornada tiene un sentido es precisamente el de reflexionar sobre la tarea que todos tenemos por delante. Ser capaces de recoger la “antorcha” de la democracia sin quemar al de al lado es una obligación moral.
4. John F. Kennedy. Un acto de libertad
“Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación": una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.
¿Podremos forjar contra estos enemigos una alianza grande y global al norte y al sur, al este y al oeste que pueda garantizar una vida fructífera a toda la humanidad? ¿Quieren participar en esta histórica empresa?
Sólo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehuyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá en verdad iluminar al mundo.
Así pues, compatriotas: pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país.
Conciudadanos del mundo: pregúntense no qué pueden hacer por ustedes Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre.
Finalmente, ya sean ciudadanos estadounidenses o ciudadanos del mundo, soliciten de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de ustedes. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda, pero conscientes de que aquí en la tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos.”
Discurso completo.
viernes, 7 de marzo de 2008
Adivinos
El que aquí les habla, ha tenido la nefasta idea de buscar -en un ejercicio que no recomiendo a nadie- qué es lo que dijo hace cuatro años al acercarse la anterior cita electoral. La curiosidad mató al gato y a mí me han entrado ya sudores al observar el grado de fiabilidad de mis pronósticos. Aquella "quiniela", que he tenido que rescatar de entre una montaña de periódicos polvorientos, empezaba bien. Los españoles -decía el menda- “afrontaban las elecciones menos emocionantes de la era democrática”. No tengo que recordarles lo que se ‘animó’ luego la cosa. Respecto a las posibilidades del candidato entonces aspirante, Rodríguez Zapatero, un servidor escribía: “Frente a los ideólogos de la FAES, Zapatero ha demostrado activamente su incompetencia en todo lo que tenga que ver con la ‘plata’ (dinero)”. Por si no quedara clara la idea, el adivino apostillaba: “La clase media española no parece dispuesta a entregar sus de por sí hipotecadas vidas a los Caldera, Blanco, Sevilla o Sebastián”. Tal y como marcha la economía, más de uno suscribiría hoy este juicio, pero, desde luego, el vaticinio no pudo estar más alejado de la realidad.
Bien es cierto, y sin que esto me exima de ser un arúspice más que amateur, que en 2004 el panorama cambió sustancialmente en la recta final de la campaña. Cuando todas las encuestas daban a Rajoy por vencedor, los atentados del 11-M y la negligente gestión informativa de la tragedia por parte del Gobierno de Aznar, le dieron la vuelta a la tortilla. En esta ocasión, no se esperan grandes ‘sorpresas’ pero nuestra corta experiencia democrática nos sobra para saber que, como en el ‘93, cuando Felipe derrotó a un Aznar virtualmente ganador, hasta el escrutinio final todo es posible.
En Andalucía, la cosa parece distinta. “Chaves amenaza con adquirir las trazas míticas del líder hispanoamericano, con el mérito añadido de haber sido gracias a los votos de los ciudadanos”. Es lo que dije hace cuatro años. Y con una legislatura de por medio y terremoto interno incluido, mantengo ahora que el PA (llámese CA) se propone “seguir nutriendo el regionalismo más vacío de las invertebradas Españas”.
Dicen los que saben de esto que una alta participación beneficiaría al PSOE. En Ferraz, tan laicos ellos, rezan para que no llueva, con la faltica que hace. En Génova, han llamado a unos indios sin papeles para que bailen la rueda.
Así las cosas, la cotización de los hombres del tiempo se ha disparado. Los asesores politicos han descubierto que son ellos, y no los sociólogos quienes conocen el resultado final.
martes, 4 de marzo de 2008
Encontramos a la niña de Rajoy
Encarnita tiene 19 años y nació en Albacete, donde reside con sus padres, quienes tienen trabajo y una vivienda digna. Estudió inglés en clases nocturnas en la Costa del Sol, donde aún veranea, y posee varios títulos profesionales que cotizan una barbaridad en todo el mundo. Quienes la conocen bien dicen de ella que es un auténtico, pero auténtico heraldo de la libertad, y que nunca ha tenido miedo a las ideas de los demás.
Por lo demás, tan hondo orgullo siente de ser española que usa tangas con los colores de la bandera nacional, y a pesar de ello se pasea por el mundo sin complejos.
Desde que Rajoy vio a Encarnita por primera vez no puede quitársela de la cabeza. Qué gran líder, qué gran español.