Mi buen amigo Paco Gálvez me ha invitado un año más -creo que con éste son ya cinco- a escribir una pequeña crónica sobre algunos de los asuntos y personajes más destacados de 2007 para el semanario EL AVANCE de Vélez-Málaga. El anuario, centrado especialmente en lo local -que Gálvez ha vuelto a abordar (y a bordar)-, y con una espectacular portada de José Gálvez, ha salido este viernes, y creo que en general el resultado ha sido bastante bueno. En fin, para quienes siguen habitualmente este blog, reproduzco a continuación los artículos de Nacional e Internacional que gustosamente he tenido la oportunidad de escribir. Sé que se quedan muchas cosas fuera y que las tocadas son meros esbozos, pero aún así les invito a compartir conmigo parte del año que se va.
NACIONAL
Y eso que no nos interesa la política
Nada de particular si tenemos en cuenta que 2007 nos dejó unas elecciones municipales (las del 27 de mayo), que nunca supimos a ciencia cierta -ante la obcecación de unos y otros por arrogarse el triunfo- quién ganó; y entre cruce de vídeos acusadores y desproporcionadas campañas de propaganda, veía dar el pistoletazo de salida a las respectivas campañas de las elecciones autonómicas y nacionales que habrán de celebrarse el próximo 9 de marzo.
Terrorismo
Sin embargo, el tema “estrella” del año, tuvo el dudoso honor de ocuparlo el terrorismo. El preámbulo vivido la navidad pasada, cuando un día después de una angelical intervención de Zapatero, el aeropuerto de Barajas saltaba por los aires llevándose la vida de dos ciudadanos ecuatorianos, no hacía presagiar nada distinto. ETA rompía definitivamente la última de sus treguas-trampa y ponía sobre la cojitranca mesa de negociación dos nuevos muertos. Una vez más, un gobierno español había vuelto a tropezar en la misma piedra en forma de atentado y nos devolvía a todos a la realidad.
Casi un año después, y tras algunos intentos fallidos, ETA volvería a matar convirtiendo a los familiares de Fernando Trapero y Raúl Centeno, dos jóvenes guardias civiles que hacían seguimientos a los terroristas en Francia, en las últimas víctimas, de momento, de la sinrazón terrorista. Una situación, la del recrudecimiento de la barbarie etarra, condenada por todos “los demócratas”, pero que no ha impedido el anuncio por parte del siempre oportuno ‘lehendakari’ Ibarretxe de convocar una consulta popular el 25 de octubre de 2008 para “darle la voz al pueblo vasco”.
Pero, este 2007 también asistimos al último capítulo del siniestro culebrón urdido en torno al atentado terrorista más sangriento de nuestra historia. La sentencia por el 11-M acaparó la atención de los medios de comunicación durante meses y lejos de cerrar las heridas abiertas en la pugna politica sirvió -gracias a la labor de periódicos como El Mundo o emisoras como la COPE- para agudizar una crisis que presuntamente hundía sus raíces en la indeterminada “autoría intelectual” de los crímenes. Ni el hecho de que la sentencia del juez Bermúdez desmontara la manoseada participación de ETA en los atentados, consiguió apaciguar los ánimos de quienes en todo momento han pretendido ver tras el 11-M los hilos de una conspiración que nadie en su sano juicio podría intentar adjudicar a personajes como nuestro bisoño presidente del Gobierno.
Ataque al bolsillo
Sin embargo, al españolito de pie, lo que realmente le ha traído de cabeza este año ha sido la insoportable levedad de su cartera conforme el paso de los meses confirmaba que la tan anunciada como temida “crisis” económica (o “desaceleración”, que es mucho más fino) se hacía cada vez más evidente.
La subida de los tipos de interés, la ralentización del sector inmobiliario, y el aumento en el precio de los productos de primera necesidad (el pan, la leche, el pollo, los huevos...), sumado a los mensajes nada tranquilizadores de las principales instituciones económicas -manifiesto en la reiteración de términos como “incertidumbre” o “volatilidad”-, se han hecho sentir congelando a la par que nuestras cuentas, nuestra reciente “alegría” consumidora. Lavar y guardar la ropa se ha convertido en la nueva consigna. Al menos de momento. Efecto balsámico produce que las perspectivas de crecimiento se mantengan para el próximo año por encima del 3%, pero los últimos datos de empleo tampoco invitan a la euforia. En conclusión, el tan traído cambio de ciclo ha llegado. Como si no tuviéramos bastante con el famoso “climático”.
“Lejanías”
Y hablando de cambio, lo que hubieran dado en Cataluña por hacerse con una de esas “máquinas del cambiazo”, aquéllas que utilizaban Mortadelo y Filemón (personajes de Ibáñez que, por cierto, este año cumplían su 50º aniversario) y poder teletransportarse de un punto a otro de la ciudad sin tener que utilizar las tristemente célebres líneas de cercanías. Y es que los usuarios del transporte público en Cataluña han tenido que pagar con interminables retrasos y una buena ración de ‘gelocatiles’ las obras del AVE que pretendía arribar este año -como finalmente sí lo hizo en Valladolid o Málaga, con algún que otro problema- a Barcelona. La “broma” le ha costado a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez la reprobación por parte del Senado, y puede que a Zapatero un buen puñado de votos para las generales del imprescindible vivero del PSC en la ciudad condal. En todo caso, parece que pronto llegará el momento en que los sufridos ciudadanos de esta comunidad -a quienes la luz también les ha dado más de un quebradero de cabeza- puedan decir: “Y sin embargo se mueve”.
Aunque para cambiazo el de los trabajadores de Delphi, en Cádiz, que de un día para otro se quedaron sin trabajo.
Por qué no te callas
Si el Rey era un personaje conocido al que hemos aprendido a observar desde una nueva óptica, en el juez Bermúdez encontramos a uno de esos nombres ajenos para el gran público que han alcanzado de golpe una gran relevancia. Su rostro y sus ademanes severos permanecerán por siempre asociados en nuestra mente al juicio por el atentado terrorista más sangriento de la historia de España. El proceso del 11-M ha catapultado a Bermúdez a la fama y, por si fuera poco, su esposa Elisa Beni, se ha encargado muy lucrativamente de seguir engordando la leyenda con la publicación de un libro que trataba de acercarnos al hombre detrás del juez, algo que no ha sentado muy bien a algunos magistrados ni a las propias víctimas.
Personaje del año ha sido también el simpático piloto asturiano Fernando Alonso. Su duelo con el inglés Lewis Hamilton llenó muchas horas de televisión antes de que McLaren terminara poniéndole el triunfo en bandeja al finlandés Raikonnen. Su esperada vuelta a Renault -en lo que supone el contrato más importante en la historia de la F1- volvió a ponerlo de actualidad tras finalizar una temporada para olvidar.
Pero, sin duda, una de las instantáneas más comentadas de 2007 ha tenido a una mujer por protagonista. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y ahí ha estado Elsa Pataky, aunque involuntariamente, para demostrarlo. La modelo y ¿actriz? se convirtió en objeto de litigio entre dos revistas que pugnaron por ver quién la sacaba primero en cueros. Al final, Interviú se llevó el gato al agua. Y la Pataky, el cabreo de ver cómo era convertida en carne de póster de camionero... gratis.
El 2007 fue también el año en el que ocho turistas españoles eran asesinados por un grupo terrorista en Yemen; en el que aprendimos a ubicar Chad en el mapa merced a la detención y posterior liberación de los miembros de una tripulación española relacionados con una oscura operación humanitaria; en el que supimos que Maragall padecía Alzheimer y Magdalena Álvarez era reprobada por el Senado; en el que Barceló culminó sus trabajos en la catedral de Palma; en el que nos abandonaron Umbral, Fernán Gómez, Polanco, Carlos Llamas, Juan Antonio Cebrián...
INTERNACIONAL
La formación de un Gobierno de Unidad entre unionistas y republicanos en el Ulster cierra una de las pagínas más sangrientas y oscuras de la reciente historia de Europa
El auge de la xenofobia en Suiza, al conseguir la Unión Democrática de Centro, partido de extrema derecha y discurso racista dirigido por el multimillonario Christoph Blocher, la victoria en las pasadas elecciones parlamentarias de octubre hacía que los observadores volvieran la mirada con inquietud hacia la confederación helvética. Sólo el varapalo sufrido, a su vez, por los hermanos Kaczinsky en las elecciones legislativas polacas –donde vencieron los liberales de la Plataforma Ciudadana- mitigó un tanto el efecto de ver de nuevo a la ultraderecha aupándose a las altas esferas del poder en el corazón del continente.
El fantasma de la xenofobia parece impregnar la sociedad europea, del mismo modo que la imagen de la reciente guerra en los Balcanes saltó en la cabeza de muchos al conocer que el camino hacia la independencia de Kosovo quedaba expedito a falta de un acuerdo consensuado entre las partes implicadas -entre ellas la Unión Europea. La provincia serbia cuenta de este modo los días que le restan hasta ver el nacimiento de su frágil estado, entre el rechazo de los defensores de la Gran Serbia, la negativa de Rusia y la preocupación de aquellos países que, como España, temen que la separación de Kosovo acreciente -si ello es posible- las reivindicaciones separatistas dentro sus propios territorios.
Pero, más allá de problemas “locales”, la Unión Europea ha logrado en este 2007 superar su enésima crisis en 50 años de historia de construcción política. El Tratado de Lisboa, suscrito en diciembre, no satisface a casi nadie y como ejercicio de estilo aún empeora su precedente constitucional. A nivel normativo es el fiel reflejo de esta Europa, compleja, dificultosa y contradictoria que nos ha tocado vivir, pero al menos representa una superación provisional de los obstáculos que habían embarrancado el proyecto europeo después del ‘no’ de Francia y Holanda a la malograda Constitución.
La Tierra espera
Mientras los europeos miraban con el rabillo del ojo a Lisboa, por las mismas fechas la atención mundial estaba puesta en Bali. La Tierra esperaba también su enésima oportunidad. Y así durante dos semanas los informativos abrieron a diario con los tímidos avances y los sonoros retrocesos de los políticos de todo el planeta que discutían las medidas a adoptar para hacer frente a un fenómeno, el cambio climático, que aún no quieren reconocer algunos científicos y, lo que es más preocupante, se niegan a admitir otros tantos políticos. Con la negativa de los países en vías de desarrollo a aceptar recortes en las emisiones de c02 y el rechazo frontal de los Estados Unidos a adoptar cualquier postura concreta, todo parecía abocado al desastre. Pero, a última hora, la presión de la Unión Europea y de otros estados consiguió sacarle a EE.UU el compromiso de que en 2009 volverían a poner sobre la mesa el asunto. Como el condenado que, enfundado en su uniforme naranja, es trasladado a causa de un aplazamiento de la ejecución de una celda a otra del corredor de la muerte, la Tierra también aguarda a que en este caso, el juez instructor, decida (o no) salvarle la vida.
Cuando nos encaminamos hacia el quinto aniversario de la triunfal entrada en Bagdad de los ejércitos aliados, la capital iraquí sigue representando el sangriento ejemplo de que la estrategia desencadenada por los EE.UU tras los atentados del 11-S era fatalmente errónea. Bien es cierto que los atentados en el antiguo feudo de Sadam se han reducido en el último trimestre pero ni los analistas más ilusos se encuentran en condiciones de afirmar que se ha avanzado de un modo importante en el camino hacia una normalización política. Ahí están Afganistán, Líbano, Pakistán -que cierra el año con el cobarde asesinato de Benazir Bhuto-, y cómo no, Palestina -si es que aún queda algo- para recordarnos cada día que la “guerra contra el terror” sólo ha servido para incrementar la cantidad de muerte, destrucción y dolor en unas regiones que viven desde hace décadas sumidas en la desesperación y el caos.
Más que empecinarnos en hablar de choque de civilizaciones (o de su antónimo “alianza”), va siendo hora de que los políticos vayan incluyendo en su diccionario los términos “cesión” o “negociación” y arrojen la retórica bélica al lugar del que no debió salir. Ya no se trata de vencedores o perdedores, ni de tratar de revivir ninguna cruzada, sino de acabar con el fanatismo, y para tal fin las bombas y ametralladoras ya han demostrado su escasa validez como medicina.
El caso del Ulster puede arrojarnos luz a este respecto. Tras 38 años de ocupación, los soldados del Reino Unido se retiraron el pasado mes de agosto de Irlanda del Norte tras duras negociaciones que se iniciaron casi diez años atrás con los acuerdos de Viernes Santo. El pasado 7 de marzo las urnas otorgaban a los unionistas del reverendo Ian Paisley 36 de los 108 escaños de la asamblea y al Sinn Fein, 28. Semanas más tarde Paisley era investido como primer ministro y el republicano, católico, y ex comandante del IRA, Martin MacGuinnes como su número dos en una Gobierno de Unidad impensable sólo unos meses antes.
Políticos al poder
Nicolas Sarkozy, Cristina Fernández de Kirchner, Vladimir Putin o Al Gore han sido algunos de los nombres propios de un año que ha vuelto a poner a la política y a los políticos en la primera línea de la actualidad
Mientras en Estados Unidos republicanos y demócratas buscan sus respectivos candidatos para unas elecciones presidenciales, las del año que viene, en las que los segundos parecen partir con ventaja, independientemente de si consiguen poner a la primera mujer (Hillary Clinton) o al primer negro (Barack Obama) en la Casa Blanca, el cambio al frente del Elíseo ha supuesto, para nuestra vecina Francia, la coronación (en ningún lugar una República otorga tanto poder a un jefe de estado) de Nicolas Sarkozy. El presidente francés, que derrotó a la socialista Ségòlene Royal en una elecciones con una altísima participación, encarna la figura -aunque en versión chulesca- del líder carismático europeo, tipo Mitterrand, Köhl, Thatcher o González.
Su magnetismo personal le ha llevado a convertirse en foco de interés para la prensa rosa, merced a su sonada separación -justo tras ganar las elecciones- y a su posterior relación (qué fuerte-qué fuerte) con la ex-modelo y ¿cantante? Carla Bruni.
A medio camino entre el amarillismo y la política, Argentina ha protagonizado un doble hito. Con Cristina (Fernández) el país sudamericano ha aupado por primera vez por medio de las urnas a una mujer a la jefatura del Estado, al tiempo que ofrecía un ejemplo único de traspaso de poderes por vía familiar, en este caso, marido-esposa, garantizando la continuidad del proyecto peronista-kirchnerista.
Uno que no llega, es más, que amenaza con no irse, es Putin, alias ‘el zar’. Elegido por la revista People como “personaje del año”, el ex-KGB ha devuelto a Rusia su status de potencia mundial. De su influencia en materia energética hace tiempo que se dieron cuenta en Europa, pero más allá de su potencial la Rusia de Putin ha decidido quitarse sus complejos para decir “Aquí estamos”. Pese a quien pese.
Pero este breve repaso a la actualidad del año estaría incompleto sin mencionar a la figura de Al Gore. En 2007, el ex-vicepresidente de los EE.UU se ha confirmado como la gran estrella del ecologismo mundial. Mesías del medioambientalismo para unos, impostor posmoderno para otros tantos, Gore, al que se le concedía ‘ex-aequo’ el Nobel de la Paz, ha estado en el centro de todos los debates y polémicas en torno a la lucha contra el calentamiento global. Su documental ‘Una verdad incómoda’ era reconocido este año con un óscar y comprado por el Gobierno español a un precio cinco euros por encima de su valor de mercado.
2 comentarios:
Querido apocalíptico ¿O eres integrado?
Bueno el caso es que me ha gustado mucho tu balance del año, pero me he quedado con el regusto de saber qué es lo que ha escrito Paco Gálvez de lo local.
A ver si te animas y lo cuelgas para deleite de tus seguidores.
PS.: Por cierto, la portada, genial
Un abrazo
Estimado amigo anónimo: gracias por tus alentadoras palabras. Sí, la portada es realmente buena. Sobre la parte de local que mencionas he de decirte que no será posible. Paco es un tipo bastante pudoroso y dudo mucho de que se preste a ello (por su humildad, básicamente). Pero, te invito a que te pases por la redacción del periódico y te lleves un ejemplar. Así podrás disfrutar plenamente de los contenidos del número y quitarte ese lógico "regusto".
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