jueves, 24 de noviembre de 2011

Dalí, el despistado

Resulta proverbial la condición de excéntrico y estrafalario de Dalí. Tan "especial" era el de Figueras que, a pesar de destacar por su inteligencia -nos cuenta Pepín Bello recordando aquellos años de la Residencia de Estudiantes-, era sobre todo conocido por su "enciclopédica ignorancia", especialmente aquella que tenía que ver con las cosas más sencillas de la vida.

"No sabía -cuenta Bello- que cinco duros eran veinticinco pesetas, no sabía tomar un billete para un espectáculo, no sabía leer la hora del reloj...". Sin embargo, pocas anécdotas ilustran mejor este rasgo que aquella que le refirió Federico García Lorca después de haber sido invitado por el catalán (Pepín, que también fue convocado, no pudo asistir por estar haciendo el servicio militar) a pasar unos días en Cadaqués aprovechando la fiesta de Semana Santa. Federico se había dado cuenta nada más llegar de que el padre de Dalí se había casado con su cuñada, a la que el pintor sólía aludir con frecuencia en la Residencia como la 'tieta'. Esa misma noche, Lorca aprovechó un descuido para decirle a su amigo Salvador: "Oye, no nos habías dicho que tu padre se había casado con la tieta". A lo que éste respondió impasible: "Ah, no sé, pregunta mañana a mi hermana Ana Mari que como ella está por aquí ella lo sabrá".

En fin, que como decía divertido Bello, aquel longevo personaje de la generación (falleció en 2008) célebre, entre otras cosas, por no haber dejado escrita obra alguna pese a haber compartido amistad (en condición de aglutinador y, dicen también, de 'paganini' dada su condición de adinerado y encantador señorito) con la más brillante nómina de intelectuales del siglo XX, "Dalí no sabía nada de nada, excepto de pintura". Y cómo pintaba aquel despistado genial, aquel que pasó de la Revolución a Holywood como quien se engomina el bigote y que sintió una fascinación por la física cuántica tan excesiva como todo en su desmesurado carácter.

Abajo, una reinterpretación de Millet -en este caso de su célebre 'Angelus', un motivo que le obsesionó y al que dedicó numerosas versiones hasta el punto de que se convirtió en uno de los temas fundamentales para el desarrollo de su método paranoico-crítico- muy anterior a la revisitación de Banksy a la que aludíamos hace unos días. El resultado, estremecedor.

1 comentario:

Jose - golosinas dijo...

Las personas inteligentes no necesariamente son listas (que no es lo mismo)

Einstein por ejemplo no entendía porqué existía el jabón de afeitar cuando ya existía el jabón de las manos

 
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