viernes, 29 de febrero de 2008

La niña de Rajoy

(fuente: 2tintas.blogspot.com)

Hay instantes en los que un político se enfrenta cara a cara con la Historia, en los que el vacío parece hacerse alrededor y la energía se concentra en un solo punto y el tiempo se detiene. Lincoln vivió este momento en Gettysburg (donde proclamó “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo)”; Martin Luther King al pronunciar su emblemático “He tenido un sueño”; e incluso al ahora atolondrado Sarkozy, le llegó la ocasión cuando en su discurso como candidato de la UMP para las elecciones presidenciales francesas hizo un canto a la unidad de la patria pidiendo incluso el voto de la izquierda.

A Rajoy parecía haberle llegado su oportunidad al final del primer debate televisado que le enfrentó a Zapatero. Su mirada a cámara y la inflexión de su voz al entonar “Hay un ejemplo que resume todas mis ideas” parecía anticipar el que por fin había llegado su hora. Eran sus dos minutos decisivos. El debate había estado muy equilibrado, pero nadie descartaba un último golpe de efecto por parte de alguno de los candidatos. La vieja Nación española contenía el aliento. Y fue ahí cuando el aspirante soltó: “yo quiero que la niña que nace en España tenga familia, vivienda y padres con trabajo”. Ni siquiera era necesario seguir escuchando. La pompa había estallado. “Quiero que esa niña, nazca donde nazca, reciba la mejor educación y se pueda pasear por el mundo. Quiero sea un heraldo de la libertad, la tolerancia y los derechos humanos. Quiero que sienta orgullo por ser española, bla, bla, bla…” ¡Por Zeus! Tanto asesor para esto. ¿A quién se le había ocurrido semejante fiasco sentimental? ¿A Boris Izaguirre? ¿Al “negro” de Ana Rosa? ¿A un emboscado Pepinho Blanco?

Porque, además, el discurso sonaba a algo. Había en él un eco lejano a no sé qué. ¡Claro! Se percataron algunos. Las palabras del líder del PP recordaban a las que Carmencita Franco había utilizado en una grabación deseando que “todos los niños españoles tengan una casa alegre con cariño y con juguetes”. ¡Horror! ¿A alguien le había traicionado el subconsciente? ¿Sería Carmencita la niña de Rajoy?

Pero lo más inquietante fue que al “resumir” todas sus ideas Rajoy se había presentado a sí mismo, más que como político, como un científico social o como un biólogo. “Fabricar” una niña que hable idiomas, tenga títulos que coticen en el extranjero, respete los derechos humanos y encima se sienta orgullosa de ser española -catalana hubiera sido más fácil- sólo se puede hacer en un laboratorio. Como el Don Ávito de Amor y Pedagogía de Unamuno -empeñado infructuosamente en darle una educación ejemplar a su hijo Apolodoro-, el Doctor Rajoy nos ofrece un modelo de española intachable que asusta. Un ejército de féminas que en formación, cual soldados de terracota con mechas, asombrará al mundo.Y luego llaman ‘Bambi’ a Zapatero.

Qué quieren que les diga. Creo que en la política española no hay nadie ahora mismo capaz de entusiasmarnos con su mensaje. Pero, diablos, me resisto a dar mi confianza a alguien capaz de implantar tal modelo eugenésico a toda una generación de niñas. La imagen de millones de isabeles tocinos pululando por ahí con sus títulos cotizando en el extranjero y con orgullo pleno de ser españolas no se le hubiera ocurrido ni a los hermanos Wachowsky.

Qué va.

Vídeos recomendados: Rajoydi

sábado, 23 de febrero de 2008

Àngels Barceló, la “reina” en su trono

Àngels Barceló se ha convertido en la “reina” de la radio informativa nocturna. Aunque quizá sería más apropiado afirmar que ha heredado el cetro, o para el caso el micro número 1. Al fin y al cabo la SER es la radio líder los siete días de las semanas en todas las franjas horarias y ella ya se ha encontrado con buena parte del trabajo hecho. A pesar de todo, no debemos caer en el error de pensar que cualquiera será capaz de mantener la hegemonía. Un paso dado en falso y lo que se ha forjado al cabo de los años podría desmoronarse. Pero apostar por Barceló es hacerlo a caballo ganador, y en la SER lo saben. Tras la desaparición de Carlos Llamas Hora 25 entró en un impasse en espera de que el hueco dejado por el comunicador fuera ocupado por otro de esos profesionales carismáticos. No podían haber realizado mejor elección. El movimiento Montserrat Domínguez al A vivir que son dos días-Àngels Barceló del fin de semana al programa diario ha sido redondo. El reinado del triunvirato catalán (Francino-Nierga-Barceló) en las ondas parece garantizado.

Escuchando a la expresentadora de informativos de Telecinco en su nuevo programa, da la sensación de que siempre estuvo ahí. Se nos olvida ha pasado 20 de sus 23 años de carrera profesional en un plató y no en un estudio de radio, y aproximadamente la mitad en la televisión catalana. Los buenos profesionales saben desenvolverse con soltura en los diferentes medios en los que desarrollan su actividad y la directora de Hora 25, tras su exitoso paso por el fin de semana ha sabido adaptarse rápidamente a la tensión de un programa de estas características. Un programa de cuatro horas –excepto cuando hay fútbol- que quiere seguir siendo el gran referente de la radio informativa de nuestro país. De momento, lo está consiguiendo.

Hace algunos días El País publicaba una extensa entrevista a la periodista. Se la recomiendo. Junto a los asuntos más personales que en ella se abordan, Barceló hace algunas muy sugestivas consideraciones sobre la profesión, que viniendo de quien vienen, merecen ser atendidas. A estas alturas de su carrera profesional y después de más de dos décadas informando sobre los principales acontecimientos que han sucedido a nuestro alrededor, no está de más prestarle oídos a la voz de la veteranía. Para mayor comodidad he agrupado algunas de las manifestaciones a mi juicio más interesantes por temas:

Los periodistas jóvenes

“Se ha frivolizado tanto la profesión, que la gente cree que ser periodista es muy fácil. Incluso los que estudian Periodismo. Viene gente de prácticas que no tiene el hábito de leer periódicos, ni oír la radio, ni ver la tele, y creen que el periodismo de verdad es ese otro al que yo llamo de otra forma. O que ser periodista es presentar. A mí me preguntan becarios qué hay que hacer para ser presentador, y les digo: en este país hay 15 presentadores de informativos. Hay otros trabajos para un periodista, pero les cuesta entenderlo”.

La salud del periodismo

“Se ha devaluado. Como todo el mundo se autodenomina periodista, entiendo que la gente se confunda y nos ponga a todos en el mismo saco. Los que invaden a la gente con un micrófono, los que gritan en un plató, los que mienten, los que difaman y los que llamándose periodistas atacan como atacan. Deberíamos hacer autocrítica, poner todos el pie en el freno, sentarnos y decir: ¿hacia dónde va esta profesión? Porque me apasiona y me sabe mal que esté como está.”

La televisión y las audiencias

“Ya no hay espacio en las teles para estos productos que intentan darle una vuelta a la información. Lo siento, pero es que es lo único que sé hacer. Por eso colaboro con Canal+, que no está presionada por la audiencia. Ahora mismo son los únicos proyectos que me interesan. Yo ya he pasado por eso, sé lo que es levantarse cada mañana sufriendo a ver qué he hecho ayer. Yo he llegado a dudar de mi propio criterio periodístico por culpa de la audiencia, y no quiero volver a pasar por eso, para eso sí estoy mayor.”

“Los programadores te espetan: ¿cómo es que anoche hiciste un 15?; y tú: y yo qué sé. Y siguen: pero es que ayer dimos un 20; y tú: ya, pero las noticias eran otras. Esto te hace cuestionarte, empiezas a plantearte, bueno, voy a abrir con esto, no sea que demos mal de audiencia.”

“Ves que la radio y los periódicos son un reducto, pero en la tele no puedes hacer nada, porque incluso los informativos se convierten en programas de sucesos, sociedad y moda. Lo peligroso es verte haciendo la escaleta pensando en la audiencia. Dices, a ver, la noticia del día es que las bolsas se han desplomado, no nos volvamos locos. Eso pasará el día que en la radio se controle la audiencia al minuto. Cuando quiera traer al Nobel de Literatura y me digan: uf, eso no da audiencia. Ese día a lo mejor digo que no.”

Escasez de comunicadoras en televisión

“Hay algo que me molesta y preocupa muchísimo. Hubo un momento en el que las teles consiguieron que las periodistas dejásemos de ser floreros. Pero no sé qué pasa que todas las teles, insisto, todas, han vuelto a ese papel. El presentador importante es el hombre, luego sí, tenemos una chica al lado, mona, claro. Pero el peso lo lleva él. Considero que se ha dado un paso atrás terrible. Lo que conseguimos una generación de mujeres se ha vuelto atrás, y aquí los presentadores importantes son hombres, cuando una tía de 45 años puede estar sola al frente de un informativo como un tío de 64 y, además, comerse la cámara.”

Es la opinión de una periodista, a la que le quedó una asignatura para terminar la carrera (“Teoría e Historia de la Imagen, nada menos. Pero para no tener el título no me ha ido tan mal, ¿no?”), que dice no soportar ni la “negligencia” ni la “desidia” en el trabajo (sus broncas son proverbiales), que reconoce no tener siempre opiniones formadas sobre las cosas, y a la que le pirran las primicias. Aún cuando, y aquí me permito una maldad, da como primicia lo que no es. ¿Recuerdan un post anterior en el que tratábamos de analizar quién dio primero la noticia de que Gallardón no entraría en las listas del PP al Congreso? Servidor se enteró a través de Hora 25, aunque como pudimos comprobar, la noticia ya había aparecido unos minutos antes en algunos periódicos digitales. En esta misma entrevista a la que aludimos ella misma comenta: “Mira, nosotros dimos la primicia del fichaje de Pizarro en Hora 25. Y al día siguiente, la exclusión de Gallardón. A mí eso me pone como una moto, te lo juro. Esta profesión, lo bueno que tiene es que siempre hay algo que te sorprende. Ahora muchos dicen que sabían lo de Gallardón. Pues mira, yo no, y me puse frenética.”

Y ciertamente, como comenté en ese post, ella adoptó la actitud del que espera dar una primicia. Y no nos cabe duda de que eso es lo que pensaba. La intención es lo que cuenta, y cuando una persona inteligente y experimentada, ideologizada pero no sectarizada se planta en una redacción de informativos a las 12 del mediodía, cuando el programa no empieza hasta las 20h., las cosas no pueden salir demasiado mal.

viernes, 22 de febrero de 2008

Fidel

(Imagen: Granmma)

Nunca fui pro-castrista. Todo lo más, tuve una época de admiración por el Che, no extinguida totalmente, pero indudablemente mucho más mitigada que en el pasado. Guevara fue un idealista peligroso, pero tuvo una virtud innegable que muchos han confundido sin más con el fanatismo. Fue capaz de dejar atrás dinero, honores, familia para no desviarse de su objetivo: la Revolución Universal. El Che creía en una América socialista; Fidel amartilló una dictadura nacional ahogando cualquier disidencia, despreciando los matices, apagando la llama de la libertad. El Che no tuvo, quizá también por su temprana muerte, la posibilidad de aburguesarse, fue guerrillero mucho antes que político, un tipo capaz de arrastrar su asma por los cañaverales subido en un tractor, de fajarse en cualquier confín remoto del globo con tal de combatir sistemas políticos tan brutales como ilegítimos; Castro levantó un muro en torno a la isla, que gestionó con mano de hierro y se erigió, fagocitando al propio Che -según lección aprendida de sus camaradas soviéticos-, en el mayor propagandista de sí mismo.

No siempre fue así. La Revolución cubana tuvo su ‘bastilla’, sus días gloriosos, su orgiástica explosión de entusiasmo. Pero, al poco tiempo, como observaron muchos de los intelectuales que recibieron con alborozo la llegada de Castro al poder, se demostró que Cuba había sustituido la infausta colonización estadounidense por una no menos deplorable dictadura.

La Cuba de Castro, como se encargan de recordar sus panegiristas, ha sabido dar a su población una educación esmerada, y mantener unos niveles de vida (o, mejor, de supervivencia) no demasiado alejados, a veces incluso, superiores, a los de algunos países de su entorno. ¡Y eso a pesar del bloqueo!, dirían algunos, sin darse cuenta de que el mayor error de la Administración estadounidense -que nunca ha sido muy ducha en lo que se llamó en su tiempo Derecho de Gentes- respecto a Cuba ha sido precisamente darle a Castro y los suyos un argumento para perpetuarse en el poder. Probablemente, si la avaricia no hubiera cegado a los políticos, de Kennedy a George W. Bush, otro gallo hubiera cantado. De este modo, con el Che en una mano, y los ‘yankees’ en la otra, ha sido como Castro ha conseguido sobrevivir al desplome del bloque soviético en Europa, y formar parte, junto a China y Corea del Norte, del club de Estados capaces de dirigirse por un sistema tan obsoleto como a todas luces ineficiente, como es el comunista.

A Lord Acton, le debemos aquella célebre frase de que “si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Y nada encarna mejor el poder absoluto que una dictadura, sea del signo que sea. Los ciudadanos tienen derecho a equivocarse, aun a riesgo de colocar en el poder al más despreciable de los lunáticos, como Adolf Hitler. Todavía muchos niegan esta premisa. Claman por el gobierno de ‘los mejores’. Como hicieron Madison y demás padres fundadores de EE.UU. Y qué paradoja. Como pensaron también los seguidores de Marx.

No fue Churchill, sino Aristóteles quien ya se dio cuenta de que la democracia era la menos perniciosa de las formas de gobierno posibles.

martes, 19 de febrero de 2008

Muere Robbe-Grillet, el mirón

Este pasado lunes falleció a los 85 años el escritor Alain Robbe-Grillet, el padre del Nouveau Roman, movimiento estético que surgió en Francia tras la posguerra y que supuso una radical ruptura estilística cuyos efectos no se dejarían notar sólo en la literatura, sino también en el cine. No en vano, el autor de El mirón, fue un cineasta notable que firmó, entre otros trabajos, el guión de la inolvidable El Año pasado en Marienbad, de Alain Resnais (1961).

El rechazo de la novela tradicional, del psicologismo, o del respeto al orden cronológico son algunas de las características que definen a la “escuela de la mirada”, cuyas bases sentó este ingeniero agrónomo –carrera que abandonaría muy pronto para dedicarse en exclusiva a las letras- y en la que terminarían adscritos autores como Michel Butor, Claude Simon o Nathalie Sarraute. Aunque le debemos a Maurice Nadeau una de las mejores definiciones del Nouveau Roman: “es una denominación cómoda, puesta en circulación por los periodistas, para designar un cierto número de tentativas que, dentro de la anarquía de las búsquedas individuales, han coincidido en rechazar ciertas formas novelísticas –la novela psicológica o de análisis, la novela de pasión o de acción- y en su sustitución por una clase de relato que se preocupa menos de las convenciones del género que de una particular realidad a expresar”.

La aspereza del estilo, la experimentación exacerbada, la insulsez que emana en ocasiones de algunas de sus propuestas, mitigaron un impacto mayor de este “movimiento”, así como su difusión popular, aunque hubo años en los que incluso en nuestro país Robbe-Grillet o Butor llegaron a estar “de moda”. En la actualidad, los autores del Nouveau Roman no gozan de una excesiva popularidad, y más allá de la atención que le prestan los especialistas –más abundante en Estados Unidos que en la propia Europa-, su lectura no es ni muchos menos masiva. A pesar de todo, es indiscutible que algunas de las aportaciones del “objetivismo” literario que pusieron en práctica, más allá de merecer algunas líneas en las enciclopedias, ejercieron su influjo sobre la literatura y el cine posteriores, llegando su estela incluso a ámbitos como la publicidad. En el caso español, y sin salirnos del terreno literario, el nouveau roman caló en los llamados novelistas “metafísicos” (Andrés Bosch, Carlos Rojas, Manuel García Viñó…), miembros de una generación olvidada por la oficialidad, pero que nos dejó toda una serie de textos de gran calidad que, a pesar de haber obtenido cierto reconocimiento en su época, comenzaron a dormir el sueño de los justos especialmente a partir de la década del 70’ del pasado siglo. De hecho, para estos escritores y críticos literarios el nouveau roman “constituye uno de los grandes motores de la renovación del género novelístico que tuvo lugar durante el siglo XX”.

A nivel personal, Robbe-Grillet, se hizo célebre en los últimos tiempos por su resistencia a convertirse en un grande de las letras francesas. Me explico. Pese a formar parte de la Academia Francesa de la Lengua desde el 2004, nunca llegó a ocupar su sillón ni a pronunciar su discurso de aceptación, en un gesto que nos recordó al de aquel Sartre que echaba pestes sobre los honores literarios propios de la Cultura francesa de su época. “Es la primera vez que la Academia francesa respira enterándose de la desaparición de uno de sus miembros”, ha llegado a escribir Pierre Assouline en el blog que publica en Le Monde. No cuesta trabajo verso haciéndole en privado un corte de mangas a la prestigiosa institución, con su “risa mefistofélica, aunque “sin piedad ni ternura”, haciendo gala de “alegría propia de una juventud inoxidable, sardónica y resplandeciente”, como la define Claire Davarrieux en su necrológica "Alain Robbe-Grillet, elogio del mirón", aparecida este martes en Libération.

domingo, 17 de febrero de 2008

Hermesiana: Tocqueville y la felicidad

El francés Alexis de Tocqueville es uno de esos pensadores a los que merece la pena volver con frecuencia. La agudeza e inteligencia que despliega en su obra más célebre, La democracia en América, le han convertido en un referente insoslayable dentro de las ciencias sociales. Como para Hegel –algo que muchos suelen olvidar-, aunque con perfiles bien diferenciados, Tocqueville ve en los Estados Unidos la encarnación del futuro Estado moderno.

Supo ver en el carácter asociacionista de la joven sociedad estadounidense una de las claves de su éxito. “Las costumbres y la inteligencia de un pueblo democrático –dirá- corren peligro si en algún momento, un gobierno usurpa completamente el lugar de las asociaciones privadas”. De ahí, su loa al modelo instaurado por los padres fundadores de la nación americana.

Es sintomático en este sentido que más de siglo y medio después de su más celebrada obra, teóricos como Robert Putnam (en Bowling alone: the collapse and revival of the American community) constaten la disminución de la pertenencia a todo tipo de asociaciones desde los años 60’ del siglo XX, incidiendo en la pérdida de capital social, y por lo tanto, de salud democrática asociada al fenómeno. Putnam nos ofrece datos más que inquietantes para apuntalar su tesis: en los último veinticinco años han descendido en los states las reuniones a asociaciones vecinales un 58%; las cenas familiares, un 33%; y un 45% las cenas de amigos.

Pero ya en Tocqueville el indisimulado y contagioso entusiasmo que le despierta el nacimiento de los Estados Unidos no resultaba ajeno a este posible escenario. Y al tiempo que advirtió sobre la amenaza de la tiranía de las mayorías, alertó también sobre el peligro de una infantilización de la sociedad que terminara desposeyendo a los ciudadanos de su obligación de pensar. Sobre estas cuestiones, versa nuestra hermesiana de hoy. Creo que mi buen amigo Francisco Gálvez, con el que frecuentemente he mantenido conversaciones sobre estas cuestiones, y particularmente en torno a la polémica relación entre libertad y felicidad, encontrará particularmente sugerente el fragmento.

3. Alexis de Tocqueville. La ignorancia feliz

“Los hombres de nuestro siglo ven cómo los antiguos poderes se hunden por doquier, cómo mueren las antiguas influencias, y cómo caen a tierra las viejas barreras. Todo esto confunde el juicio aún de los más inteligentes: no atienden más que a la prodigiosa revolución que se opera bajo sus ojos, y creen que el género humano va a caer para siempre en la anarquía. Si pensasen en las consecuencias finales de esta revolución concebirían, quizá, otros temores.

En el horizonte se alza un poder inmenso y tutelar, que se encarga exclusivamente de hacer que los hombres sean felices y de velar por su muerte. Se asemejaría a la autoridad paterna si, como ella, tuviera por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, por el contrario, no persigue más objetos que filiarlos irremediablemente en la infancia; ese poder quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar. Se esfuerza con gusto en hacerlos felices, pero en esa tarea quiere ser el único agente y el juez exclusivo; provee medios para su seguridad, atiende y resuelve sus necesidades, pone al alcance sus placeres, conduce sus asuntos principales, dirige su industria, regula sus traspasos, divide sus herencias: ¿no podría liberarles por entero de la molestia de pensar y el trabajo de vivir?

Creo que en cualquier época habría amado la libertad, pero en los tiempos que corremos me inclino a adorarla”

sábado, 16 de febrero de 2008

Sexo, robots y publicidad

Lo expresado en el post anterior, sobre las ‘honeydolls’ encuentra su correlato en múltiples ámbitos de la vida actual. Está conectado con la invasión de la pornografía que, en consonancia con el permanente asalto a la intimidad del que somos co-partícipes, nos está llevando a una osteoporosis de muchos de nuestros vínculos sociales. ¿Visiones de apocalíptico? Puede. Pero desde luego, hace ya tiempo que algunos intuyeron por dónde podían ir los tiros en el futuro. Es el caso de los publicistas, quienes en plena sintonía con el devenir de los tiempos, y al más puro estilo huxleyano (ahí tenemos el paradigma de la neumática Lenina Crowne) han ido diseñando una realidad alternativa, un territorio de ilusión cuyo único peligro es que finalmente acaba entreverándose para algunos con la pura realidad. Con frecuencia, los “tipos” de mujer que estos visionarios dibujan no se diferencian demasiado de las traviesas muñequitas japonesas. Que se lo digan si no a Tom Ford, diseñador que se ha servido del sexo más explícito, lúbrico y sudoroso para vender su primera fragancia masculina, ‘Tom Ford for Men’. Al consumidor de este perfume parecen estarle reservados todo tipo de goces. Nada implícitos, por cierto. Sólo tienes que dejarte llevar, y cogerlos tú mismo.


(Seguro que a esta modelo le han puesto una pistola en la cabeza para ser la imagen (sic) de un perfume en el que la mujer es utilizada como objeto sexual y que perpetúa una visión machista del sexo femenino. O puede que tenga otra idea de lo que es la paridad)

viernes, 15 de febrero de 2008

Las 'honeydolls'


El gran sueño del hombre, hablo del varón, no del ser humano en genérico, está a punto de convertirse en realidad. Y todo, cómo no, gracias a los últimos avances tecnológicos. ¿De qué creen que puede tratarse? ¡Pues de sexo a voluntad las 24 horas del día, los siete días de la semana! Lo que Dios no pudo, o no se atrevió a hacer, lo va a hacer posible la cibernética. No es ciencia-ficción. Expertos como David Levy, autor de Sexo con los Robots: la evolución de las relaciones Humanos-Robots, afirman que será posible a mediados de este siglo al ritmo que marchan los avances en inteligencia artificial.

Pero no se desanimen. Pese a que los progresos alcanzados en la reproducción de los músculos y los movimientos, así como en la imitación de emociones ‘humanas’, todavía no son ni mucho menos definitivos, no habrá que esperar tanto. De un tiempo a esta parte, el desarrollo de la compañera perfecta, bella, sumisa y gentil, ha dado saltos espectaculares. Un ejemplo lo podemos encontrar en la página www.honeydolls.es, de la empresa japonesa Axis, donde ya para el público español se puede conseguir el primer robot sexual femenino en sentido estricto.

La filosofía que ha impulsado a estos auténticos benefactores de la humanidad es muy clara: “¿Te sientes solo? Con ellas nunca tendrás esta sensación. ¿Deseas una sonrisa y un beso? Ellas te darán una sonrisa encantadora y un beso apacible, y si quieres… algo más. ¿Tienes una fantasía inusual? Con ellas puedes realizarlas. No comen, no enferman, no protestan…, se dejan hacer de todo y a un módico precio.” Admirable.

Ya sea en las versiones ‘hentai’ o con rasgos occidentales (que el amor ya se sabe que es ciego), las dulces muñecas nos invitan a compartir un paraíso de delicias sin fin. Sus inmarcesibles rostros angelicales, sus sensuales faldas de colegialas, la promesa eterna de su piel, no tienen parangón dentro del género humano. Olvídense de esos cascajos de muñecas sin dedos, con pelucas platino y bocas recauchutadas en congelada espera de la era industrial. ¡Si hasta raspaban! El verismo de las ‘honeydolls’ supera toda previsión. Tanto como sus atributos físicos (donde domina el prominente busto que “reproduce con total fiabilidad la flexibilidad y suavidad del pecho de una mujer real”) y sonoros (con sus cuatro excitantes tipos de jadeo). La empresa nos asegura, además, que son extremadamente flexibles, aunque sabiendo mantener la necesaria firmeza en cada lance de amor, ideales para el sexo oral en virtud del material especial de los labios, resultando, por si fuera poco, la vagina fácilmente desmontable para su limpieza. Y sólo es el principio.

La ‘honeydoll’ es la promise land masculina, pero aquí y ahora. Se acabó el miedo al rechazo, la sensación de fracaso, el temor a no estar a la altura. Se acabaron las interminables e irrelevantes conversaciones, la impostura de la igualdad, los ya-no-me-quieres-como-antes. Porque, además, ¿quién dijo que así desaparecen los sentimientos? Se puede amar a una robot tanto como a una mujer. Qué demonios. Puede que más. Su actitud solícita, su frescura, su saber estar son arrebatadores. Nunca oiremos de ellas un reproche. Ni un jadeo más alto que otro. Y es que, según cuentan, se hacen de querer las jodidas.

¿Están preparados para el futuro? Porque yo no.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Su voto, gracias

En tiempos de elecciones, ergo de rifa permanente, de gresca, de discursos vacíos, de campañas cínico-surrealistas (en las que un candidato presidente es capaz de presentar un cartel prometiendo el pleno empleo el mismo día en el que se dan a conocer los peores datos de paro de la democracia) lo menos que podemos hacer por nuestra salud es tomarnos el asunto con algo de humor. La imagen se la debemos a Vicente Canteli y la hemos rescatado del magnífico blog colectivo surlandia.com.

viernes, 1 de febrero de 2008

Aquí hay Escohotado

Pese a lo que algunos sostienen –y el fenecido “tomate” nos ha dado argumentos más que suficientes para descreer- en la televisión casi siempre hay algo que ver, algo que nos enseñe, nos entretenga, nos ayude a evadirnos, o que por el contrario nos rebele. Es verdad que casi siempre es mejor hacer cualquier otra cosa que ver la televisión. Pero soy de los que no desaconseja un consumo moderado de la tele como actividad (o pasividad) suplementaria. Vivir sin televisión es posible. Como se puede vivir sin tráfico o sin guardar cola. Pero, al precio de renunciar a muchas más cosas que a los simples fenómenos mencionados.
El caso es que hace algunos días Jesús Quintero llevó a su programa al filósofo Antonio Escohotado. Pillé la entrevista al final. Lástima, me dije. Pues Escohotado es uno de esos tipos a los que da gusto ver y escuchar. Incluso cuando, como en una ocasión anterior, Quintero lo sentó al lado de uno de los Matamoros (como si un erudito defensor de la liberalización de las drogas y un drogadicto a secas fuesen equiparables), siempre se saca algo de él. Si además lo has leído descubres –lo cual tampoco es habitual- que existe una continuidad entre lo que escribe y lo que dice, vamos, que no se da una desarmonía entre la “imagen” que de él te formas al leerlo y la imagen, catódica, que recibes a través de la pantalla. Y esto se percibe especialmente en cierta actitud ante la vida, ante el conocimiento y ante los demás verdaderamente infrecuente.
Porque Escohotado, célebre por ser un ferviente apologeta de las drogas, es uno de esos cabrones irredentos que pululan dentro de esta sociedad de integración forzosa, polémico antes que polemista, un tipo educadamente incómodo que ha demostrado que se puede dejar de creer en la utopía sin volverse sencillamente un facha. ¿Llamaré humildad a esta dominante de su temperamento o simplemente inteligencia? Suelo recordar que una de mis profesoras solía establecer una analogía entre la bonhomía de las personas con sus dotes intelectuales. Ser buena gente era ser inteligente y viceversa. Todo lo contrario al latiguillo popular: “de tan bueno es tonto”. En el caso de Escohotado se unen el buen humor, con la lucidez y el asombro de manera imbricada. En sus libros se dan con frecuencia estos “raptos” ante el hecho de conocer y que configuran una filosofía del desvelamiento que se filtra incluso en sus textos más académicos. En su Génesis y evolución del análisis científico –título que desde luego no despierta una voracidad lectora- observamos este amor a medias reverencial, a medias íntimo por quienes le han precedido en esa ardua tarea del filosofar. Los ejemplos son abundantes. De Sócrates dice: “Hasta el último momento se comporta provocadoramente, rebosando amor propio y dignidad”; a la doctrina de las ideas de Platón la define como “sencilla, nítida y profunda”, una “intuición que marca la mayoría de edad de la filosofía”; de Spinoza afirma: “este pensador es quizá el temperamento más gentil de cuantos ha producido la filosofía”; a la Berlín de tiempos de Kant la describe como “lo único hasta hoy comparable con la vieja Atenas”…

Por eso siento haberme perdido la entrevista. Pero, lamento más que haya quien vea en Escohotado –tampoco de la televisión se puede esperar que obre milagros- al viejo y excéntrico 'drogota', al librepensador 'demodé' con pinta de intelectual del 68. Aunque sospecho que a él le importe un rábano lo que piensen de él. Ahí están su vida y su obra. Para hacer su mejor defensa.

¿Dónde queda "el tomate" al lado de todo esto?
 
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