domingo, 8 de marzo de 2009

Mujeres protagonistas en el cine: una selección heterodoxa


Mujeres fuertes, sofisticadas, vulnerables, aventureras, resignadas. Mujeres fatales, inteligentes, transgresoras, sumisas, legendarias. Mujeres sencillas, elegantes, frías, protectoras, obstinadas. Mujeres capaces de superar barreras, defensoras de la igualdad, orgullosas de su diferencia, mujeres, en definitiva, a las que poder reivindicar también a través de los papeles que el cine, desde una óptica, es verdad, mayoritariamente masculina al otro lado de la cámara, a través de la historia les ha reservado. Me he permitido escoger diez películas sin más principio rector que el de recoger parte del universo femenino visto a través de la mirada de un hombre, servidor, que de algún modo pretende rendir un pequeño tributo a la capacidad de la mujer –la de ficción y la real- para sobreponerse a las contracorrientes de los tiempos. La lista, repito -en la que la numeración no presupone ningún tipo de jerarquía-, es por tanto abiertamente heterodoxa, fruto de mis preferencias cinéfilas. Así, puede que existan innumerables que reúnan más méritos que las aquí presentes pero creo modestamente que ver cualquiera de éstas puede ser también, por qué no, una manera de celebrar este día.

1) 'La loba': En cualquier lista que se precie acerca de la relación entre cine y mujer, debe figurar alguna película en cuyo reparto aparezca una de las actrices más auténticas en la historia de Hollywood. A Bette Davis le tocó en suerte el no ser una mujer de una belleza fastuosa, como la de Rita Hayworth o Ava Gardner, lo que le permitió encarnar personajes de mucha mayor complejidad que los que generalmente le caían en suerte a las estrellas del momento. Así, la Davies se convirtió en lo que se suele decir una gran drama de la interpretación que dio vida a personajes inolvidables en películas como La extraña pasajera, Jezabel, Eva al desnudo o en su última época, la inquietante Qué fue de Baby Jane, precisamente librando un asombroso duelo interpretativo con Joan Crawford. Quedarse con un solo papel de su carrera es poco menos que imposible, pero no destacar el modo en el que se mete en la piel de la perversa y avariciosa Regina Giddens de La loba sería imperdonable. Más allá de los méritos que la película amalgama, que son muchos, desde el guión de Lillian Helmann hasta la fotografía de Gregg Toland (Ciudadano Kane), la película nos descubre a un personaje femenino capaz de encarnar toda la mala baba que hasta entonces le era reservada a los hombres. Incomprensiblemente La Loba no obtuvo ninguna estatuilla. A pesar de todo, tras acabar el tortusoso rodaje del filme dirigido por el gran William Wyler, Bette Davis fue nombrada primera presidenta mujer de la Academia en los 44 años de existencia de la misma.

2) 'La costilla de Adán': Cuentan que Katharine Hepburn transmitía todavía más en su vida real, la imagen de autonomía que caracterizó a muchos de los personajes que interpretó en la gran pantalla. Basta recordar filmes absolutamente imprescindibles como La fiera de mi niña, Historias de Filadelfia o, ya en su etapa de madurez, La reina de África o Adivina quién viene a cenar esta noche, para darse cuenta de la verdad que la Hepburn sabía transmitirle a cada uno de sus personajes. Pero, dentro de la relación entre cine y mujer que es el tema que nos ocupa, no podemos dejar a un lado el inolvidable papel que realiza en la extraordinaria La costilla de Adán (del "director de mujeres" George Cukor), en la que interpreta a Amanda Bonner, una abogada feminista que tiene que defender el caso de una mujer que es acusada del intento de asesinato de su infiel marido enfrentándose en la sala a un fiscal que resulta ser el propio sr. Bonner, o lo que es lo mismo, su propio esposo, encarbado por un genial Spencer Tracy.

Vista en la actualidad, la cinta está llena de tópicos que no pueden ocultar un machismo subyacente, pero para una película de 1949 (el voto femenino no se implantó por cierto en Francia solo cinco años antes) la crítica a la doble moral patriarcal y la presencia en pantalla de un personaje femenino fuerte (que conduce y comparte las labores domésticas) como el que interpreta Hepburn, prefiguran el perfil de mujer emancipada que países como España no conocerá, prácticamente hasta finales del pasado siglo.

3) 'Johnny Guitar': Existen nombres propios en la historia del cine imposibles de olvidar: Johnny Logan, el famoso pistolero que ha cambiado su revólver por una guitarra, es uno de ellos. Pero, aún más que el primero se nos queda adherido a la memoria el de la regente de la casa de juegos hacia donde dirige sus pasos. Se llama Vienna y de la mano de Nicholas Ray consiguió algo tan difícil para una mujer como hacerse un hueco protagonista -y no meramente decorativo- en nada menos que todo un 'western'. Claro, que había que ser muy Joan Crawford para encajar en el papel. Pasiones arrebatadas, odios larvados, amores imposibles…, Johnny Guitar es un manual del amor cinematográfico, cuya esencia reside en diálogos como éste:

-Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?

-Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.

-Johnny: ¡No te vayas!-Vienna: No me he movido.

-Johnny: Dime algo agradable.

-Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?

-Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.

-Vienna: Te he esperado todos estos años.

-Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.

-Vienna: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.

-Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.

-Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.

-Johnny: Gracias (bebe). Muchas gracias.

El propio Almodóvar, extraordinario contador de historias de mujeres, sucumbió al hechizo de la película y del diálogo y pone al personaje de Carmen Maura a doblarlo en un momento de su Mujeres al borde de un ataque de nervios.

4) 'Una jornada particular': Olvídense de la Loren exuberante que puedan tener en mente, la de belleza salvaje y fuego en la mirada, la alegre y despampanante que se convirtió en icono de la belleza latina. Imagínensela ahora más ajada y contenida, cansada y sumisa ama de casa de familia numerosa en la Italia de Mussolini. Si están ubicados, ya podemos hablar de su compañero de reparto, Marcelo Mastroianni, pero no el seductor por excelencia, sino otro bien distinto, un maduro homosexual amargado por el peso de una existencia que no le satisface. Ambos personajes simbolizan de algún modo la Italia que Ettore Scola retrata con la visita de Hitler a Roma en 1938. Mientras tiene lugar el histórico encuentro entre los dos líderes fascistas, los dos protagonistas, intercambiarán sin salir del edificio en el que se desenvuelven sus desmadejadas vidas, secretos, risas y lágrimas. Sofía Loren explora sus recursos dramáticos para bordar un papel de ésos que hacen época, fiel reflejo de un tiempo y de una sociedad (marcial, deshumanizada y machista) que todavía se resiste a desaparecer.

5) 'Vidas rebeldes': es casi imposible no evocar a la persona de carne y hueso, a la actriz tras el personaje, en especial al referirnos a películas como ésta, en la que descubrimos a la Marilyn más auténtica, la más frágil y vulnerable. En definitiva, la más parecida al ser que al parecer cuentan que fue: inseguro y desdichado, obsesionado por agradar a los demás cuando muchas veces no se soportaba a sí mismo. Cuentan que rodar con Marilyn Vidas rebeldes fue un infierno. La última película del gran 'sex symbol' del siglo XX –condición que eclipsó sus más que notables dotes interpretativas- fue un verdadero desastre. La historia que trató de contar John Huston se las traía. Árida, desabrida, estéril como los paisajes desiertos que le sirven de fondo. Además, otro elemento contribuyó a darle ese aire de leyenda propio de las películas consideradas de culto, y es el hecho de que los tres protagonistas Clark Gable, Montgomery Clift y la propia Monroe murieron poco tiempo después de acabada la película. “Choque de trenes psicológicos” es la mejor definición que he encontrado de esta cinta en la que tres personajes en permanente proceso de consumición anudan y desenredan unas pasiones dominadas por el amor, el odio, la desconfianza, el resentimiento...

6) 'Otra mujer': Posiblemente no haya existido un director norteamericano que haya sabido tratar tan prolífica y acertadamente el mundo de las pasiones humanas, las más domésticas, aquellas que marcan la manera en que se relacionan los ciudadanos de las urbes actuales y, de manera concreta, las complejas interacciones entre sexos opuestos. La mujer en la filmografía de Woody Allen ocupa un papel primordial. Hannah y sus hermanas, Annie Hall, la misma Vicky, Cristina, Barcelona sitúan a personajes femeninos en el centro del escenario, pero me quedo con la mirada crepuscular que el director neoyorquino vierte sobre los personajes que interpretan Gena Rowlands, la mujer madura que busca el sosiego necesario para escribir un libro de filosofía, y Mia Farrow, a la que la primera escucha a través de la pared en el apartamento de al lado durante sus sesiones con el psiquiatra, en Otra mujer. El examen que de su propia vida realiza el personaje interpretado por Rowlands a través de las confesiones de su vecina embarazada, nos sumen en una atmósfera de introspección y melancolía que sólo los toques de humor de Allen consiguen deshacer. Un prodigio narrativo articulado a través de un guión que combina sutilmente la palabra hablada con los silencios.

7) 'Solas': Justamente aclamada por crítica y público, Solas, del realizador Benito Zambrano, reúne pese al escaso presupuesto con el que contó y a las dificultades que acompañaron su alumbramiento, méritos más que sobrados para ser considerada una de las mejores películas españolas de la última década. Nos encontramos aquí de una manera incontestable ante una historia de mujeres, de una madre y de una hija y de cómo sus vidas gravitan penosamente alrededor de unos hombres que las hacen sentirse poco más que como trastos inservibles. La relación que establecen, de la distancia sideral al amor filial, los personajes de Ana Fernández y María Galiana (representantes de órbitas opuestas, la urbana y la rural, que finalmente coinciden) se convierte en eje central de una historia de mujeres, sobre mujeres pero dirigida a un público sin distinción de sexo. Conmovedora, honda, tan real como la vida misma pero al mismo tiempo tan capaz de atraparnos como sólo las buenas películas consiguen hacer. Con posterioridad se han ensayado en nuestro cine intentos similares, pero ninguno ha alcanzado el grado de perfección ética y estética que el filme de Zambrano encierra...

8) 'Mi vida sin mí': No sé si existe una manera femenina de hacer cine, como tampoco conozco si existe una mirada propiamente masculina (aunque no me imagino a una mujer dirigiendo Río Bravo). El caso es que la ópera prima de Isabel Coixet, para mí con diferencia su mejor trabajo, es un dechado de sensibilidad a espuertas. Contar los últimos días en la vida de una mujer que sabe que va a morir de cáncer pero que no quiere que sus familiares sepan que va a morir, supone situarse al borde del precipicio narrativo. Hacen falta grandes dosis de talento para pasar la prueba y Coixet, armando un personaje femenino sólidamente anclado en un poso de autenticidad, la supera con nota. Fundamental para lograrlo, una vez trenzado un guión adecuado, la interpretación de la actriz protagonista, Sarah Polley. La madre, esposa y ¿amante?, ha descubierto lo maravilloso que puede llegar a ser vivir cuando tomamos conciencia de que nuestra existencia tiene fecha de caducidad y decide exprimir su vida ocultando al resto del mundo su verdad.
Mi vida sin mí es una película hermosa, sencilla, delicada y triste. Pero, a pesar de todo ello, o por todo ello, imprescindible.

9) 'Persépolis': Persépolis, primero el cómic y después la película que fielmente lo adapta a la gran pantalla es la historia autobiográfica de la iraní Marjane Satrapi, la narración gráfica de cómo creció en un regimen fundamentalista islámico que la acabaría obligando a abandonar su país. La historia empieza a partir de 1979, cuando Marjane tiene diez años y desde su perspectiva infantil es testigo de un cambio social y político que pone fin a más de cincuenta años de reinado del sha de Persia en Irán y da paso a una república islámica. Marjane Strapi que, tras estudiar Bellas Artes en Teherán, y cansada de la censura y de la discriminación de la mujer que tenía que soportar en su país, abandonó su país para instalarse en Francia, se sirve del cómic y más tarde del cine de animación como herramienta para reflejar la irracional involución de su país durante los últimos treinta años. Y es que Persépolis constituye una denuncia del fanatismo religioso y de manera concreta de la represión ejercida por los fundamentalistas contra la mujer iraní. Lo que no impide que un mordaz humor salpique aquí y allá el cómic y la cinta haciendo más digerible la historia y sin que pierda fuerza el mensaje.

10) 'Million dollar baby': “Al nacer pesé un kilo y ochocientos gramos. Mi padre decía que tuve que luchar para venir a este mundo y que tendría que luchar para salir de él”. Estas palabras, proferidas en uno de los momentos determinantes de la película y que mantengo frescas en la memoria tras haber visto la cinta hace sólo unas horas-, define el tono de uno de los personajes femeninos más sugestivos del cine norteamericano reciente, el que interpreta la soberbia Hillary Swank en la que puede ser la película –con permiso de Sin perdón- más redonda de Clint Eastwood. Perseverancia rayana en la obstinación, capacidad de sacrificio, lealtad, inocencia…, describen el alma de Maggie Fitzgerald, una aspirante a boxeadora que, contra toda oposición, y gracias en parte a los buenos consejos de Frankie, su entrenador (interpretado por Eastwood) y del ayudante de éste (el siempre convincente Morgan Freeman) conseguirá llegar a disputar el título de campeona del mundo. Million dollar baby es una historia conmovedora, todo un canto a valores como el coraje, la honestidad o la amistad, que nos habla también de manera subrepticia de las dificultades de muchas mujeres, especialmente las de las clases menos favorecidas, para abrirse camino en terrenos tradicionalmente reservados al varón.
[artículo recomendado por soitu]

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