lunes, 14 de enero de 2008

Hermesiana: Lessing y los senderos

Iniciamos con este texto una sección dedicada a recoger extractos, fragmentos o citas de cierta extensión de autores, a menudo consagrados, en ocasiones algo menos conocidos o sencillamente olvidados que pueden ayudarnos a comprender o poner en perspectiva, nuestra cultura actual. Filosofía, historia, política, sociología, literatura… De todo un poco, sin mayor pretensión que la de compartir unos pasajes que encierran en cada caso lúcidas miradas sobre el presente, aun cuando puedan haber sido escritos siglos atrás.

El primero, a modo de justificación del epígrafe, es de Gotthold Ephraim Lessing, una de las figuras capitales de la Ilustración en Alemania, autor de obras como Natán el Sabio, o Laocoonte, y al que le debemos pensamientos como el que sigue: “Si Dios me ofreciera en su mano derecha la posesión de la verdad total y plenaria, y en su izquierda el afán por ir siempre en pos de ella, no vacilaría en escoger este último regalo -aun al precio de tener que andar siempre errante en esta búsqueda-, porque aquella posesión es atributo de la divinidad, y esta búsqueda atributo del hombre”. Toda una declaración que merece ser tenida en cuenta al intentar definir –lo que se ha convertido, la mayoría de las veces sin mayor soporte, en todo un deporte intelectual- el “humanismo”.

1. Gotthold Ephraim Lessing. Senderos.

"Llamaban los griegos hermesiano a todo lo que se encontraban casualmente por un camino. Pues, entre otras cosas, era para ellos Hermes el dios de los caminos y de la casualidad.

Imaginémonos un hombre de curiosidad ilimitada y sin querencia a una ciencia determinada. Siendo incapaz de darle a su espíritu dirección estable, con objeto de satisfacer su curiosidad merodeará por todos los campos del saber queriendo admirarlo todo, conocerlo todo y saciarse de todo. Como no carece de ingenio, hará muchas observaciones, pero ahondará en pocas cosas; dará con muchos rastros, pero verificará pocos; hará descubrimientos más curiosos que útiles; abrirá perspectivas que dan a paisajes que casi no vale la pena ver.

A estas observaciones, a estos rastros, descubrimientos, perspectivas, caprichos, si este hombre quisiera a pesar de todo ofrecérselos al mundo, ¿qué mejor nombre podría darles que hermesiana? Se trata de riquezas por feliz casualidad encontradas por los caminos, con mayor frecuencia en senderos que en camino real. Pues son muchos los buscadores que van por el camino real y encuentran en él lo que ya antes encontraron otros muchos y echaron al suelo otra vez."

6 comentarios:

El pecador de la pradera dijo...

El pobre Lessing creía que la verdad absoluta existe y, además, se postula para andar siempre detrás de ella, lo que es una -ésta sí- absoluta pérdida de tiempo. Comprendo la metáfora a la que se refiere y, sin duda, es hermosa, pero no deja de ser una metáfora sobre algo que no existe o, cuando menos, no se ha demostrado que exista. Le voy a mandar otra gran frase del gran Lessing para que, si le apetece, medite sobre ella: "No es libre el que se ríe de sus cadenas".

JMM dijo...

Estimado pecador. Coincido con usted en la inexistencia de las "verdades absolutas". Pero nuestro Lessing no estaba en esta nómina de cazadores de absolutos. El mismo Goethe en sus célebres 'Conversaciones con Eckermnann' hablaba desdeñosamente del autor de 'Laocoonte' por caminar siempre, en razón de su "índole polémica": "por el camino filosófico de la opinión, la duda y la contradicción", sin dar nunca "grandes verdades".
Precisamente algunas de sus sonadas polémicas fueron el fruto de su talante antidogmático y en cierto modo relativista en el que la duda y el afán de encuentro atravesaban toda su obra.

El pecador de la pradera dijo...

Yo del autor y sus "antidogmas" no he hablado. Es la frase la que me ha llamadao la atención, que si "verdad absoluta", que si "Dios me da", que si su "búsqueda de la verdad" como hombre y tal. Así que agradezco su comentario, pero no tiene nada que ver con el mío. Por cierto, que si no me ha contestado con respecto a la frase que le envié. Será que la está meditando.

JMM dijo...

Estimado pecador. Usted ha afirmado "El pobre Lessing creía que la verdad absoluta existe". Yo, simplemente digo que Lessing NO creía en la verdad absoluta.Posiblemente en este punto sí hubiera estado de acuerdo con Goethe, al que tantas cosas separaban, cuando éste decía. "Si quieres andar en lo infinito marcha por lo finito en todas direcciones". Estas direcciones eran para Lessing los "rastros" y "senderos" que pueblan su obra.
Pero, claro, sólo es mi opinión.
Sobre la frase tengo que decir que ya he pensado en ella en otras ocasiones (aunque no se la atribuía a Lessing)sin llegar a una conclusión. Se puede ser libre en la esclavitud, y esclavo en libertad. Todo depende del concepto de libertad que apliquemos: política, individual, positiva, negativa... Pero, supongo que Lessing se refería a que quien acepta su servidumbre no puede ser libre. Es un esclavo que asume su condición. Pero, a fin de cuentas, un esclavo. En este caso estaría de acuerdo con él.

El pecador de la pradera dijo...

Hombre, pues sí que el "pobre Lessing" creía en la verdad absoluta. Lo dice, aunque sea -entiendo yo- como metáfora de la belleza o de los valores sublimes del hombre. Por lo tanto cree en ella, lo que es una absoluta pérdida de tiempo y, ya puestos, quizá debería haber empleado otra metáfora, pues, que yo sepa, ni la verdad absoluta ni Dios existen como algo a buscar, puesto que, si se manifiestan, yo no sé dónde lo hacen.
Así entiendo el mosqueo de Goethe con respecto a que si quieres encontrar la Divinidad o la verdad absoluta (lo infinito), recorras los senderos de lo finito, esto es, de lo humano. Sin embargo, el propio Goethe ya alentaba a que "lo que puedes hacer, o sueñes que puedes hacer, empieza.", lo que da pie a que muchos "sueñen" con encontrar lo infinito.
El propio Goethe, amigo bloguero, ya nos decía que "Una vida inútil equivale a una muerte prematura." O sea, centrarse en lo verdaderamente importante y evitar la búsqueda de paraísos artificiales que nadie, que yo sepa, conoce.

Comentarista Deportivo dijo...

Siempre hay un interlucutor que dice mejor como comentarista lo que mal dice el autor.
Att.
Comentarista Deportivo, Deambulante

 
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