martes, 4 de diciembre de 2007

'The Joshua tree' veinte años después



(Vídeo de 'Where the streets have no name')

The Joshua tree, para muchos el mejor álbum de U2 cumple 20 años. Para los fans de su primera época este disco supone la cima creativa de su carrera (Carlos Boyero, el crítico de cine, ha llegado a decir: “Mi amor hacía U2 comenzó y terminó con "The Joshua tree". Para otros, como Quico Alsedo no es sino el dorado pórtico hacia Achtung baby; pero los hay también que opinan que con The Joshua tree U2 empieza a traicionar los principios que lo habían convertido en la gran banda de rock del momento. Es el caso de Juan Varela en The Joshua Tree o cómo se hicieron de pesados U2’. Para este periodista y blogguer este célebre álbum fue el responsable de convertir a U2 en “una banda de rock global, acabando con las esperanzas de seguir siendo un grupo a tener en cuenta”.

Y aunque pueda resultar chocante para muchos admiradores del grupo, este enfoque tal vez no vaya muy descaminado. En cierto sentido, con The Joshua tree U2 gana en dimensión, en proyección, lo que ha perdido en autenticidad. Su denodado esfuerzo por hacerse con el público estadounidense desde dentro, repercutiría en su capacidad para conservar su misma esencia. El espíritu libertario de sus inicios empieza a padecer una saturación de mesianismo –que prefigura al Bono redentor de la humanidad del futuro. En definitiva, el grupo de católicos irlandeses, en su sueño de conquistar la tierra prometida, se ha convertido en la primera banda global de su tiempo.

Cuando se publicó The Joshua tree un servidor tenía unos 10 años. De modo que no tuve opción de elegir qué U2 era “realmente” el mío. Sólo sabía que yo era de U2, es más, no pensaba que otros pudieran ser de otra cosa. Con el tiempo seguí la evolución del grupo en paralelo, y me enamoré del y con el Achtung baby, y detesté el Zooropa –luego, gracias al vídeo de la gira, lo saqué de la caja de los descartes- y los descubrí como The Passengers y los vi de gira con el Pop hasta terminar más tarde borrándolos de mi playlist diario. Pero, entretanto, recuperé al primer U2, el de Boy y October. Pero, sobre todo el de War. Hoy, con toda esta distancia, puedo afirmar que War y Under a blood red sky suponen la cima musical de U2. En estos discos descubrí a un grupo rotundo, hiriente, sin concesiones, mientras que The Joshua tree empezaba a parecerme más bien un disco bonito, de bellas canciones, redondas, pero en cuyo fondo era ya perceptible el sonido inconfundible de una monumental mercadotecnia.

U2 no era ya un grupo de rock, sino una industria del ocio. Y esto no quiere decir que a partir de ahí, los de Dublín no nos hayan regalado temas espectaculares. Aparte del Achtung, verdadero canto del cisne de la banda, cada disco posterior, esconde pequeñas perlas pero que en todo caso destilan ese aroma a hilo musical que también impregnaría a grupos como Depeche Mode o especialmente REM con el paso de los años.

De manera visual a mí el War me evoca a la Europa desorientada, dividida y pesimista aunque a todas luces poderosísima de los primeros 80’ –nada que ver con la patética ‘movida’ española- mientras que The Joshua Tree permanece en mi memoria asociado al nacimiento de los Estados Unidos como única potencia mundial, a la globalización económica, como diseñado "ad maior USA gloriam". Pero, ya digo, esto no son más que impresiones forjadas al cabo de los años, donde las experiencias vividas son ya casi indistinguibles de los recuerdos de la infancia. Por eso, si me escuchan cantando ‘Where the streets have no name’ o ‘With or Without you’ después de haber leído estas líneas, no me juzguen con severidad. Una cosa es pararse a pensar y otra dedicarse a vivir sin pausa.

Noticia relacionada: U2 regresa a la sombra de 'The Joshua tree'. Lanza una edición remasterizada 20 años después.

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