jueves, 10 de enero de 2008

Don MacCullin. Una vida en blanco y negro

(Acerías de West Hartlepool, Condado de Durham (Gran Bretaña), 1963)

Recuerda Don McCullin, una de las grandes referencias del “fotoperiodismo” actual, que la primera vez que fue a cubrir una guerra lo fotografió todo como si estuviera delante de un hecho tan horrible e insólito que pensó que nunca se repetiría. Con el tiempo este fotógrafo “comprometido” descubriría que la rueda del horror no se detiene ante nada. Los conflictos de Vietnam, Congo, Biafra, Rodesia o Sudán, tanto como las escenas de humildes vagabundos o de barrios míseros del primer mundo, le fueron dando la medida de la crueldad humana, cuyas consecuencias han ido desfilando a lo largo de décadas por su cámara.

Con motivo de la visita que realizó hace algunas semanas a nuestro país para presentar la exposición retrospectiva que de su obra se está mostrando en Madrid, McCullin ha rememorado algunos de esos momentos que han marcado su vida profesional. Como el ocurrido en 1971 en la frontera de Pakistán oriental, entre India y Bangladesh, en medio de una epidemia de cólera. Cuenta el fotógrafo británico que llevaba días contemplando la deshidratación de los refugiados bengalíes que huían de la guerra y bebían desesperados las cercanas aguas contaminadas, extendiendo la enfermedad. Entonces, observó a un hombre con un bebé en brazos y tres niños pequeños a su lado, junto a una camilla sobre la hierba en la que reposaba el cadáver de la madre. Cuenta que aquel día trató de hacer la fotografía mirando al cielo, para que no vieran que estaba llorando, mientras el padre se lamentaba, preguntando cómo iba a dar de comer a sus hijos, sobre todo al pequeño, que se mordía los puños de hambre. Tras hacer la foto, le dio el dinero que tenía. “No me sentí mejor- recuerda-. En cierto modo, estaba comprando la libertad de mi conciencia".


Sin embargo, este mensajero del horror, como lo “fotografiaba” algún periódico español, ha conocido que pese a la impotencia sufrida mil y una veces en circunstancias parecidas, su trabajo sí podía servir de ayuda. En 2007 en la frontera del Chad con la región sudanesa de Darfur, fotografió lo que Penny Lawrence, director de Oxfam Internacional, ha calificado como “la mayor concentración de sufrimiento humano en el mundo”. “Por primera vez en toda mi vida –afirma-, sentí que hacía algo útil". La campaña recaudó tres millones de euros.

Ganador de premios como el Cornell Capa, Don McCullin ha abandonado las guerras y en la actualidad realiza un trabajo sobre los restos del imperio romano en el Mediterráneo. Lo que él denomina “fotografías de paz”.

Quienes vivan o visiten Madrid tienen hasta el 27 de enero para disfrutar de una selección de 129 de sus imágenes, que bajo el título 'Don McCullin. Una trayectoria heroica' pueden contemplarse en el Canal de Isabel II y que son un repaso esencial a la segunda mitad del siglo XX vista por este fotógrafo londinense que ya habita la setentena.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Excelente post sobre McCullin. No lo conozco mucho pero tu post me despertó el gusanillo de la curiosidad, así que voy a buscar más sobre él. Lástima no estar en Madrid para disfrutar de su obra "en persona"

Anónimo dijo...

Estimada Mavele: me alegro compartir contigo el "gusanillo" sobre McCullin. Me parece uno de esos fotógrafos en los que ética y estética se encuentran especialmente bien avenidas. Ahora que se ha retirado de la "primera línea", o de la "línea de fuego" es un buen momento para revisitar su trabajo. Aunque sea en libros o por Internet.

 
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