sábado, 12 de julio de 2008

Juan Eslava Galán, Los años del miedo

Bastante tiempo antes de que asistiéramos a la magia del photoshop, ya existían los fotomontajes. En el fondo, los motivos de ayer siguen siendo los mismos del presente. Aumentar el busto de una modelo o mejorar el aspecto de un dictador no dejan de ser formas similares de hacerle creer a la masa que vivimos en el mejor de los mundos posibles, de que aunque sus vidas pueden resultar tristes y deprimidas, siguen existiendo mujeres con necesidad de usar una talla 100 de sujetador y gallegos bajitos y oscuros capaces de echarle la pata encima al mismísimo regente del Imperio de los Mil Años. El encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya, catalogado durante mucho tiempo como un verdadero enigma histórico, habida cuenta de la distancia que media entre lo que los gerifaltes del Régimen contaron y lo que realmente puedo haber pasado, nos dejó dos fotografías: la real, y por lo tanto, la que no pudimos ver, nos muestra a un Franco envarado, casi robótico, al que Hitler –que no iba precisamente para pívot- le saca una cabeza y que luce en el pecho la Cruz del Águila alemana; la que distribuyó la propaganda, en la que Franco aparece ya con la Medalla Militar Individual sustituyendo a la insignia germana, nos ofrece sin embargo, una visión idealizada del dictador español, más seguro y confiado, sonriente, ejerciendo su dominio sobre una escena en la que un Hitler recortado le cede todo el protagonismo.

A pesar de las diferencias entre una y otra, las dos instantáneas (o la instantánea y la postantánea) nos ofrecen un único retrato de los años en los que tal acontecimiento se produjo. Es precisamente el retrato que Juan Eslava Galán nos ha querido hacer en ‘Los años del miedo’ (Planeta), su último ensayo histórico.

Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) ha ensayado en esta personal mirada sobre los años más duros del régimen franquista la continuación de ‘Una historia de la guerra civil que no le va a gustar nadie’. Si en la anterior diseccionaba algunos de los aspectos de la contienda española recorre ahora de forma cronológica la vida de nuestro país entre 1939 y 1952, años marcados por el hambre, la persecución política, la represión sexual, el estraperlo o la atosigante influencia de la Iglesia católica.

Años, claro, marcados por el miedo que supo insuflar en todos los ámbitos de la sociedad el Caudillo a través de la represión y control de cualquier atisbo de disidencia. Como decía Eslava Galán en una entrevista:

"El miedo es el sentimiento de la inmensa mayoría de la población española en estos años. No sólo de los que han perdido la guerra, sino también de los que la han ganado. El Estado arrincona al individuo. Los que ganaron la guerra procedían de una República que dio leyes aperturistas a la mujer. Cuando los franquistas dan el cerrojazo, esto afecta a las mujeres de derechas o de izquierdas. El miedo a las delaciones afecta a unos como a otros”.

Sobre el Dictador, Eslava Galán traza un retrato rico en detalles y con frecuencia irónico, que no esconde cierta admiración ante el hecho de que este hombrecillo no especialmente talentoso pero dotado con una rara capacidad para la sobrevivir política y físicamente en las situaciones más adversas, fuera capaz de tener bajo su bota a un país entero por espacio de décadas. A este respecto, los capítulos en los que se aborda la forma en la que Franco jugó literalmente con las aspiraciones de llegar al trono de Don Juan de Borbón resultan especialmente sabrosos.

Pero, junto a las aproximaciones más historicistas, que nos permiten seguir la evolución del Régimen desde la triunfal entrada en Madrid de Franco el día de la Victoria hasta la desaparición de las cartillas de racionamiento trece años más tarde, pasando por la “neutralidad” española durante la II Guerra mundial, el atentado fallido contra el dictador o la visita de Eva Perón, entre otros muchos aspectos, destacan de ‘Los años del miedo’ los abundantes pasajes dedicados a reconstruir la vida corriente de ciudadanos corrientes, vencedores o vencidos, durante este difícil tiempo. Siempre bañados por el sentido del humor del que hace gala el autor a lo largo del libro, descubrimos a unos personajes que se abren paso rodeados de penurias a fuerza de tesón y en muchas ocasiones de picardía. Dignos herederos de la novela picaresca algunos de los protagonistas de la obra, en especial los masculinos, ponen sobre la mesa todos sus recursos para trepar por las rendijas de un régimen que premia cualidades como la adulación, la hipocresía o el gregarismo en grado superlativo. Conforman este tipo de descripciones, junto a las que retratan la represión sexual de la época a cargo de los representantes eclesiásticos, algunos de los momentos más entretenidos y a la vez surrealistas de este mosaico de la vida española de hace seis décadas.

Las ilustraciones que acompañan el libro, los numerosos chistes de la época que aparecen reflejados y la reproducción de numerosos anuncios que aparecieron en la prensa del momento son otros elementos que permiten disfrutar de una obra que, aunque pueda no ser del gusto de los historiadores más ortodoxos, resulta altamente recomendable para quienes deseen adentrarse en unos años grises y con frecuencia dramáticos de forma vívida y amena. Con el bisturí pero sin ensañamiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola:
quería información acerca del cura Eijo Garay, ya que en mi ciudad tiene un nombre de una calle, y me han informado que este hombre era un colaborador e informador de el regimen franquista
Gracias un saludo y buena suerte

 
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