El formato no ayudaba. Eso de que el presidente no tuviera tiempo límite para responder, se sabía de antemano que tendría efectos narcóticos sobre el espectador. Y desde luego terminó contagiando a los timoratos periodistas –llamarlos “de mierda” me parece ya algo excesivo-. ¿Recuerden aquella“enrollada” entrevista con Buenafuente y cómo una anécdota sobre la afición del presidente al consumo de almendras terminó llevando al suicidio a miles de espectadores?
Así, Zapatero controló en todo momento la situación y ni el calamitoso estado de la Justicia ni la acuciante crisis –para él desaceleración- económica que vive el país (aunque la inflación va a bajar “ya”), ni el referéndum de Ibarretxe le borraron del rostro la sonrisa.
España va como un tiro. Hemos superado a Italia, tenemos a Francia en el punto de mira. La gestión de las crisis del aceite de girasol ha sido ejemplar. La del ‘Playa Bakio’ también. Carme Chacón será una gran ministra de Defensa. Las mujeres son tan válidas como los hombres, puede que más. Hay quienes se dicen liberales que no creen en la igualdad –claro, membrillo, que para eso son liberales y no comunistas. En fin.
No solo eso, tuvo tiempo además para meterle un par de puyas al PP y a sus medios afines y hasta de mirar a los ojos a García Abadillo mientras lo hacía.
En definitiva, una entrevista sin chicha ni limoná para mayor gloria de Zapatero. Y un aviso para navegantes. Llevar a los primeros espadas de la política española a televisión es un ejercicio de cercanía con el pueblo. Pero tengan en cuenta que en ocasiones, el roce, en vez de hacer el cariño, termina provocando urticaria.
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