"Enterrar a sus muertos es una ley no escrita, dice Antígona, una ley fija siempre, inmutable, que no es una ley de hoy sino una ley eterna que nadie sabe cuándo comenzó a regir. "¡Iba yo a pisotear esas leyes venerables, impuestas por los dioses, ante la antojadiza voluntad de un hombre, fuera el que fuera!", exclama. Así habla de y con los familiares de desaparecidos bajo las dictaduras militares que devastaron nuestros países. Y los hombres no han logrado aún lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto.
jueves, 24 de abril de 2008
Gelman y la memoria
(Juan Gelman dedicó 23 años de su vida a buscar a su nieta Macarena. Lo logró en 2000, cuando ésta contaba ya 24 años. Por una perversa devolución de favores, los represores argentinos dejaron a las autoridades de Uruguay llevarse a ese país a dos prisioneras embarazadas: una era su nuera María Claudia, que voló a Montevideo acompañada por los oficiales José Gavazzo y Manuel Cordero. Según ha contado el propio poeta: "esperaron el nacimiento de la beba y dos meses después se la arrebataron, asesinando a María Claudia en Uruguay". No se sabe aún dónde escondieron el cadáver, aunque por el asesinato está acusado el policía militar Ricardo 'Conejo' Medina, quien habría entregado a María Macarena, a su tío, el comisario Angel Tauriño, como un "obsequio", ya su esposa sufría de esterilidad. Foto: Diego Sinova)
"Enterrar a sus muertos es una ley no escrita, dice Antígona, una ley fija siempre, inmutable, que no es una ley de hoy sino una ley eterna que nadie sabe cuándo comenzó a regir. "¡Iba yo a pisotear esas leyes venerables, impuestas por los dioses, ante la antojadiza voluntad de un hombre, fuera el que fuera!", exclama. Así habla de y con los familiares de desaparecidos bajo las dictaduras militares que devastaron nuestros países. Y los hombres no han logrado aún lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto.
"Enterrar a sus muertos es una ley no escrita, dice Antígona, una ley fija siempre, inmutable, que no es una ley de hoy sino una ley eterna que nadie sabe cuándo comenzó a regir. "¡Iba yo a pisotear esas leyes venerables, impuestas por los dioses, ante la antojadiza voluntad de un hombre, fuera el que fuera!", exclama. Así habla de y con los familiares de desaparecidos bajo las dictaduras militares que devastaron nuestros países. Y los hombres no han logrado aún lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto.
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