De este modo, además de rebuscar en ese disco duro de las emociones que se ha ido forjando párrafo a párrafo, página a página, libro a libro, el próximo 23 de abril, con las elecciones de los internautas y de algunos invitados especiales que participarán en este proyecto se procederá a crear, como en la célebre novela de Bradbury ‘Fahrenheit 451’ -llevada al cine por Truffaut- una red de libros de carne y hueso, es decir, una comunidad en la que cada persona se convertirá en depositario de excepción de uno de estos tesoros culturales, librándolo del fuego del olvido, al llevarlo registrado en su mente.
De momento, ya podemos saber qué libros querrían ser algunos prestigiosos autores. El joven escritor Andrés Neuman elegiría ‘Poemas póstumos’, de César Vallejo, pues “pocos autores han escrito libros que fueran tan personas”; Javier Tomeo se queda con ‘Pan’, de Knut Hamsum, un autor que le “enseñó que negar apasionadamente tres o cuatro veces seguidas, equivale a una afirmación vehemente”; Lorenzo Silva, por su parte, ha apostado por un título que “viene a mostrarnos que ser inocente no exime del castigo, pero que ser hombre significa resistirse a la injusticia y no transigir jamás con ella”. Se trata, cómo no, de ‘El proceso’, de Kafka.
Así que ya sabéis, hasta el 23 de abril estáis a tiempo –con solo rellenar en la página de la Escuela el correspondiente formulario-, de confesar qué libro creéis tan íntimamente ligado a vosotros como para considerarlo como vuestra literaria segunda piel.
Yo aún no lo he hecho. Pero, creo que al final me decantaré por 'La peste' de Camus, una dramática parábola de nuestra civilización escrita hace más de sesenta años en la que los más bajos instintos humanos se baten en duelo con la resistencia que le planta cara un grupo de hombres a los que aún no les ha abandonado la esperanza; una novela también de enorme actualidad en cuanto que pone sobre la mesa el tema de la libertad amenazada de los ciudadanos por parte de unas autoridades que van limitando sus movimientos bajo la excusa de intentar “protegerlos”. Pero, al margen de sus virtudes literarias, una obra que marcó mi primera juventud quedando incorporada de un modo imperecedero a mi visión del mundo.
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