No es cosa de Ciencia Ficción, es el presente. ¿Estaba harto de que la memoria de sus antepasados se perdiera en el tiempo o terminara convertida en fantasiosa reconstrucción familiar? ¿Piensa que está bien eso de ir armado siempre con una cámara de fotos y otra de vídeo pero que pese a las miles de instantáneas y horas de grabación, se le escapa la esencia de sus más allegados? Todos tenemos una historia digna de ser preservada y si puede ser de forma profesional, mejor que mejor. Esto es lo que creen en Memoralia, una empresa recién creada que se dedica a preservar la memoria de cualquier ciudadano a través del llamado “periodismo de la memoria”, o “a domicilio”.
“Porque toda vida merece ser contada”, en Memoralia se encargan de recoger testimonios de allegados, y de consultar cualquier otra fuente con el objetivo de acumular los datos suficientes para condensar una vida. No importa cuán prolija o aburrida ésta haya sido. Ellos te lo preparan todo en apenas unos días.
Las posibilidades, claro, también varían en función del soporte y del presupuesto del que se disponga. Dependiendo del “envoltorio” -destacan el impreso y el audiovisual-, se puede elegir entre una amplia gama de ‘bios’ que va desde los 250 hasta los 2.500 euros.
Además, tiene la garantía de que los detalles turbios se omiten -¿recuerdan el filme ‘Minority report’ de Steven Spielberg, basado en el relato del maestro Philip K. Dick?-. A sus descendientes no les gustará ver esos pecadillos que todos hemos cometido. Al fin y al cabo, lo que se pretende es hacer “un panegírico con valor informativo y emocional”.
Este innovador servicio periodístico se alimenta de géneros como la entrevista, la crónica y, especialmente, el obituario –uno de sus fundadores se encargaba precisamente de hacer necrológicas en un periódico-, aunque este último, “tradicionalmente reservado a personalidades ilustres”, es puesto ahora “al servicio del gran público”.
Desde luego, potencialidad no le falta al asunto y no sólo porque el de los muertos sea un negocio bastante estable, sino porque sus impulsores ya se han dado cuenta de que se podía ampliar el público objetivo a cualquier ciudadano (a través de homenajes a trayectorias profesionales y personales, con motivo de aniversarios, jubilaciones, galardones, que pueden ser emitidos en galas o a través de Internet, etc.).
Así que no se desespere. Si esperaba que algún día la tele de su pueblo le rindiera el homenaje que sin duda merece por toda una vida de trabajo, o por su carisma, o porque el pueblo, leche, sólo tiene 100 habitantes y a alguien hay que sacar, ya ha llegado su momento. Coja esos ahorrillos y sea su propio guionista.
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