¿Es escritor pero le frustra que sus obras, llenas de complejidades psicológicas, recursos intertextuales, planos temporales que se solapan y demás guiños culturetas, no pasen del vestíbulo de las editoriales? ¿No le frustra que tras años de dedicación y estudio sean otros, mucho menos peritos que usted –aunque más peritas- los que se coman todo el pastel? ¿Acaso no está cansado de que a causa de su trabajo, de chuparse dos horas de caravana para llegar hasta él para cobrar mil míseros euros de sueldo, sólo pueda dedicar las noches y los fines de semana para centrarse en su obra –dejando a su mujer sola, y ya me entiende- mientras otros viven tranquilamente del cuento, escriben en periódicos, dan conferencias y encima les sobran horas y energías para ya me entiende?
Si quiere romper con esta racha no lo piense más. Juan Goytisolo les explica en su último artículo publicado en El País cómo crear un “producto destinado a arrasar y situarse a la cabeza de los más vendidos del año”. Estaría bien que fuera autobiográfico, aunque quién se va a enterar.
Podría empezar así: “Fui violada por mi padre a los ocho añitos mientras mi madre fotografiaba la escena y se masturbaba con ayuda de un vibrador. Azuzados por los hurras de mis progenitores, mis tres tíos me sodomizaron por turno al tiempo que mi propio hermano se orinaba en mi cuerpecillo maltrecho.”
Sus lectores le adorarán. Y el director de su banco recordará por fin su nombre.
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